Libertad interior

Cuando asumimos la responsabilidad, cesamos de dejarnos manipular y de manipular a los otros. Vamos a buscar la verdad al interior de nosotros mis­mos, porque hemos elegido reconocer, declarar y manifestar nuestro propio poder. Aprendemos a no tener ya miedo del Poder de los demás ni del nuestro. Liberados de los traumas de la autoridad producidos durante la infancia, respetamos el poder de los otros y manifestamos el nuestro, en el respeto a las diferencias e intercambio auténtico. Nos hacemos capaces de dar y recibir poder, y que todo el mundo resulte benefi­ciado, incluso nosotros mismos.Reconocemos nuestro poder, abrimos la puerta a la manifestación de éste y lo ponemos en marcha. El reconocer nuestro poder nos lo devuelve.
A partir del momento en que sabemos que somos creadores y que tenemos todo el poder en nosotros para generar una vida que sea más satisfactoria, estamos dispuestos a actuar para construirla y jugar a ganador al juego de la vida, en lugar de intentar hacer perder a los otros como lo hace la víctima. La víctima juega a perdedora. Cuando tomamos contacto con nuestro propio poder, jugamos a ganador.

Libertad de elección

Cuando desaparece la importancia, la determinación de obtener pasa a ser la determinación de tener y entonces empieza a funcionar la intención exterior.

Ya tienes el derecho de elegir. Y no tienes necesidad de luchar por este derecho. Si estás completamente decidido a conseguir tu derecho de elegir, prepárate para sufrir una decepción. Estar completamente decidido, significa tener firmeza. De nuevo, mantienes el agarre mortal. Las fuerzas equiponderantes enfriarán rápidamente tu ardor. Y los péndulos, al percibir tu importancia, enseguida empezarán a provocarte. Tú mismo te percatarás de qué es, exacta­mente, lo que va a pasar.

Todo lo que necesitas es, por enci­ma de todo, permitirte tener. No es algo a lo que estés acostumbra­do, ¿verdad? Aun así, atrévete y permítete tener. Que las manzanas de Newton y de otra gente caigan al suelo. A pesar de todo, permite a tus manzanas caer al cielo.

¿Deseas desesperadamente obtener la determinación de tener? Renuncia al deseo. Ya basta de desear: de todos modos recibirás lo necesario. Limítate a pensar que coges lo tuyo. Cógelo tranquila­mente, sin exigir ni insistir. Pues es lo que yo quiero, ¿pasa algo? Y lo voy a tener.

Sombras del pasado

Si se ha olvidado todo, excepto los pensamientos amorosos, lo que queda es eterno. Y el pasado transformado se vuelve como el presente. El pasado deja de estar en conflicto con el ahora. Esta continuidad extiende el presente al aumentar su realidad y su valor en la percepción que tienes de él. En estos pensamientos amorosos, y oculta tras la fealdad de la relación no santa en la que se recuerda el odio, se encuentra la chispa de belleza dispuesta a cobrar vida tan pronto como se le entregue la relación a Aquel que le infunde vida y belleza. Por eso es por lo que la Expiación se centra en el pasado, que es la fuente de la separación y donde ésta debe ser des-hecha. Pues la separación debe ser corregida allí donde fue concebida.

Gestos para el Espíritu

Gestos para el Espíritu – El Espíritu sólo escucha cuando el que habla, le habla con gestos. Y los gestos no significan hacer señales o mover el cuerpo, sino actos de verdadero abandono, de generosidad, de humor. Como gesto para el Espíritu, los brujos sacan de sí, lo mejor que tienen; su abandono, su frialdad,

Escuelas espirituales

Escuelas espirituales   Las escuelas no son necesarias para la vasta mayoría de las personas. Son sólo necesarias para quienes ya comprendieron lo inadecuado del conocimiento reunido por la mente corriente y que sienten, por si mismos, que con su propia fuerza no pueden resolver los problemas que los rodean ni encontrar el camino correcto.

Conocimiento silencioso

  El conocimiento silencioso   – Entonces comprendí no sólo la razón por la cual la conciencia acrecentada es la puerta de entrada al intento, sino también supe lo que es el intento. Y sobre todo, comprendí que ese conocimiento está ahí a disposición de todos. Está ahí para ser sentido, para ser usado, pero