Dos estructuras mental-emocionales, en gran parte relegadas al inconsciente, se encuentran principalmente en la base de este estado de ánimo. Ellas se apoyan sobre un sentimiento de carencia, en lo que toca a la primera, y sobre un sentimiento de impotencia, en lo que respecta a la segunda. En general, la instalación de estas estructuras se ha realizado a partir de ciertas experiencias procedentes de la niñez.
El estado de ánimo de víctima, que es el mecanismo mental-emocional que vamos a examinar, con todas las variantes, es una de las fuentes principales de la negatividad que contamina actualmente todos los niveles del planeta. Sin embargo, una parte de la humanidad ya está dispuesta a funcionar hoy sobre otras bases. Nuestro objetivo es ayudar a cada uno a liberarse de las cadenas que le impiden expresar su Ser real y profundo, que está formado por sabiduría, belleza y amor, aprendiendo a encontrar realmente la felicidad y la libertad.
Consideramos que el ser humano está constituido por un ser interior (al cual se le ha dado diferentes nombres en otras tantas culturas y tradiciones: Alma, Centro, Ángel solar, Cristo interior, Fuente, Yo superior, Conciencia superior, Guía interior, Ego (con E mayúscula) y que este ser interior dispone de un vehículo de manifestación (llamado frecuentemente «personalidad» o ego) formado de un cuerpo mental, de un cuerpo emocional y de un cuerpo físico que le permite manifestarse en el mundo de la materia.
La sencillez, la modestia, la humildad. ¿Por qué siempre se han ensalzado esas cualidades? Por la sencilla razón de que producen un cortocircuito en el camino inferior. El ego es incapaz de hacernos experimentar nuestra esencia; para intentar colmar ese vacío, nos mantiene en la arrogancia y el orgullo. Un modo de abrirle el camino al Maestro interior es cultivar conscientemente la sencillez, no por respeto a una determinada ley moral, sino por haber comprendido que el ego, en su locura de pretender definir una identidad que no conseguirá jamás, no nos causa más que malestar. Si observamos atentamente nuestras reacciones, el testigo que todos llevamos dentro nos hará saber cuándo nos apartamos del camino.
El camino del Maestro Para emprender el camino del Maestro hay que dejar de identificarse con el ego. Para ello, son varios los pasos fundamentales que hay que dar. Uno de los primeros es adoptar “la posición de testigo”, actitud que ha sido recomendada desde siempre en todas las verdaderas disciplinas espirituales. También se le