El sustituto de la realidad

Sustituir es aceptar una cosa por otra. Sólo con que examina­ses exactamente lo que esto implica, percibirías de inmediato cuánto difiere del objetivo que el Espíritu Santo te ha dado y quiere alcanzar por ti. Sustituir es elegir entre dos opciones, renunciando a un aspecto de la Filiación en favor de otro. Para este propósito especial, uno de ellos se juzga como más valioso y reemplaza al otro. La relación en la que la sustitución tuvo lugar queda de este modo fragmentada, y, consecuentemente, su propósito queda dividido. Fragmentar es excluir, y la sustitu­ción es la defensa más potente que el ego tiene para mantener vigente la separación.

Inocencia e invulnerabilidad

Inocencia e invulnerabilidad El Espíritu Santo comparte el objetivo de todos los buenos maestros, cuya meta final es hacerse innecesa­rios al enseñarles a sus alumnos todo lo que ellos saben. Eso es lo único que el Espíritu Santo desea, pues dado que comparte el Amor del Padre por Su Hijo, intenta eliminar de la mente

De las tinieblas a la luz

De las tinieblas a la luz Cuando te sientas abrumado, recuerda que te has hecho daño a ti mismo. Tu Consolador te proveerá descanso, pues tú no pue­des proveértelo a ti mismo. No sabes cómo hacerlo porque si supieras nunca habrías podido sentirte abrumado. Si no te hicie­ras daño a ti mismo no podrías sufrir

La enfermedad es separación

La enfermedad es separación Si la enfermedad es separación, la decisión de curar y de ser curadores, por lo tanto, el primer paso en el proceso de reconocer lo que verdaderamente quieres. Todo ataque te aleja de esto, y todo pensamiento curativo te lo acerca. El Hijo de Dios incluye tanto al Padre como al