Todo del modo que yo quiero

Hay una particular ley de la mala suerte. Un asunto o un rasgo al que uno atribuye especial importancia atrae objetos con cualidades opuestas.
Todo lo que tienes que hacer es implantar la principal regla del Transurfing: Déjate ser tú, y deja a una persona diferente ser diferente. Tienes que dar al mundo rienda suelta. Aligera tu agarre.
Cuanto más insistes en tus deseos y quejas, más fuerte atrae el imán todo lo que es opuesto. Esto es literalmente lo que sucede: tú coges al mundo por el cuello, mientras él te contrarresta, tratando de liberarse.
Es inútil tratar de empujar e insistir – la situación sólo empeorará. En su lugar, tienes que hacer un cambio consciente en tu actitud hacia la situación, de conformidad con la regla del Transurfing.

El origen de la Intención

Como regla, los seres humanos se comportan inequívocamente. En su intento de obtener lo que ellos quieren, tratan de influir directamente sobre este mundo por el principio ‘Devuélvelo’. El impacto directo, basado en el contacto directo, es uno de los modos de controlar algo. Pero no es el único, y ciertamente no el método más efectivo de controlar la realidad.

Tú y yo vamos a ir a otro modo: con nuestras manos detrás de la espalda haremos que el mundo se mueva hacia nuestros deseos. Toda la discusión siguiente será sobre cómo conseguir esto. El Transurfing es una técnica de control de la realidad, sin influenciarla directamente. Excepto que ya no es fingido, como en un juego, sino real.

Sobre el transurfing

Independientemente del modelo que formase la base del Tran­surfing, sus principios siguen vigentes. En otras palabras, todos esos principios son invariables con respecto al modelo. Y su principio fun­damental es que la emisión de tus pensamientos influye sobre la rea­lidad que te rodea no sólo indirectamente, sino también de modo directo. La ciencia oficial aún se niega a reconocer este hecho, pues­to que las pruebas experimentales dan resultados ambiguos. Pero nosotros tenemos que resolver nuestros problemas ahora, y no espe­rar hasta que los científicos nos den su palabra autorizada.

Elegir su propio destino

La dependencia consiste en que participas en una batalla impuesta. Pero tan pronto como despiertes en la vida real, pongas fin a la lucha contra ti mismo, contra el mundo y abando­nes el campo de batalla, ya nada podrá detenerte. La batalla sigue su curso, pero ya sin tu participación, y tú eres libre de irte adonde te dé la gana, y de elegir lo que te apetezca.

El mundo, como un espejo, refleja tu actitud hacia él. Cuando estás descontento con el mundo, te vuelve la espalda. Cuando luchas contra el mundo, él lucha contigo. Cuando dejas de luchar, el mundo sale a tu encuentro.

Transacción

En el Transurfing hay muchas cosas increíbles, como la transacción, pero te invito, no a creer, sino a comprobar. Por supuesto, para comprobarlo son necesarios tu intención, cierto esfuerzo y paciencia, puesto que los resultados no se revelan enseguida. En la mayoría de los casos, la intención exterior trabaja lentamente y de modo imperceptible. Te resulta difícil creer en la existencia de esa fuerza misteriosa e invisible, que actúa sin que el ojo lo perciba, sobre todo si de momento solamente lees, sin intentar aplicar el Transurfing a la práctica.

Manejar tu destino II

Los errores que hayas cometido son tu capital. Si aceptas tal pos­tura, te espera un éxito brillante. Todos los que han logrado el éxito han atravesado un bosque entero de fracasos. No en vano se dice que «un hombre escaldado vale por dos». Todas las personas pro­minentes, las que han logrado el éxito, tuvieron que pasar por todo tipo de dificultades. Solamente que ese lado de su vida permanece oculto. Así que, si has cometido un error grande y has fracasado, alégrate: estás en el camino hacia tu objetivo. Sin embargo, si em­piezas a flagelarte, lamentarte y quejarte de la vida, los fracasos se repetirán una y otra vez. Toda la experiencia, inútil desde tu punto de vista, te servirá sin falta en la línea de la vida hacia tu objetivo.

La apatía se va cuando aparece una esperanza nueva. Cuan­do hay esperanza, se libera energía de la intención.

La esperanza es imprescindible para comenzar a actuar. Empieza a actuar y verás cómo las manzanas caerán al cielo. Cuando la es­peranza acabe con su parte del trabajo, vendrá la comprensión de la libertad de elección. Es entonces cuando te dirás a ti mismo: no quiero y no espero: yo tengo intención.