Lo que llamamos muerte

En cada momento de nuestra existencia, nos encontramos en un determinado estado energético que corresponde exactamente a nuestro estado de conciencia, estando éste en función de nuestro grado de evolución. Este estado energético de todos nuestros cuerpos atrae constante­mente las circunstancias, las personas y las situaciones que podrán hacer trabajar esta energía, en última instancia, siempre en función del plan de evolución.
El resultado será siempre el mismo, ya sea que lo conside­remos como un proceso energético o como un proceso en conciencia: atraemos hacia nosotros todas las circunstan­cias y experiencias de vida que necesitamos para que el tra­bajo de transformación se pueda llevar a cabo, y para que podamos acercarnos cada vez más a nuestra naturaleza divina.

Transformar la calidad energética de nuestros dife­rentes cuerpos

El trabajo consciente sobre uno mismo ha sido durante mu­cho tiempo el atributo de sólo algunos. Estos han avanzado muy rápidamente y nos han demostrado, gracias a sus pro­pias realizaciones, cuáles pueden ser las posibilidades que se ofrecen a todos los seres humanos si están interesados en ac­ceder a ellas. En la actualidad cada vez más personas están dispuestas a abrirse un verdadero camino interior, y las téc­nicas y métodos correspondientes a diferentes niveles se han desarrollado y resultan más accesibles al público en general.

Al darnos cuenta que existimos en el seno de ese gran complejo energético del universo, orquestado en lo que nos concierne por la ley de la evolución, podemos comprender mejor cómo «creamos» nuestro entorno personal por atrac­ción en el curso de nuestra vida.