Los traumas de la infancia

Nuestro Ello es inflexible pero muy paciente en el traba­jo de construcción de su herramienta de manifestación: la personalidad. Si, cuando nuestra conciencia se embarranca con la personalidad, no podemos o no queremos abrirnos al aprendizaje necesario para dar un paso adelante en nuestra evolución, el Ello nos presentará la misma experiencia una y otra vez. Si nos resistimos a lo que nos presenta, o si no estamos del todo dispuestos a asimilar la totalidad de la expe­riencia, no hay por qué inquietarse, se presentará de nuevo, hasta que lo que debe ser dominado, asimilado, integrado, lo sea por completo.

En resumen, reconocerse como el origen de todo lo que existe en nuestra vida no quiere decir ser capaz de explicar racionalmente lo que está ahí. Quiere decir reconocerse como que uno es el origen, eso es todo; sin ningún juicio de nosotros mismos, sin censura, confiando en nuestro Ello que nos guía, y en nuestra inteligencia y nuestro corazón que nos permiten avanzar con lo mejor de nuestros propios recursos, ni más ni menos. Y esta aceptación y esta no resis­tenciabastan para crear una dinámica acelerada de evolución.