Tú no eres responsable

Todas las cosas en el universo están funcionando a la perfección. El universo funciona por sí mismo, y nada está errado o fuera de lugar jamás. Tú únicamente puedes estar aquí [en Él], vivo, sorprendido por lo que ocurra luego. Tú eres una criatura con conciencia (o así lo parece), y eso es todo lo que has ‘conseguido’: conciencia. La conciencia no tiene el poder de cambiar nada. Es meramente consciente. Es consciente de ‘LO QUE ES’, pero no modifica ‘lo que es’. Todo aquello aparte de esta simple conciencia presente ocurriendo, puede ser descartado como irrelevante.

Más allá de tu mente

No eres un ser independiente de la naturaleza, sino un aspecto o síntoma de la naturaleza. Como ser humano, la idea de crecer paralelamente a este universo es comparable a una manzana creciendo fuera de un manzano. Un árbol que da manzanas es un árbol con manzanas, al igual que un universo en el que habitan seres humanos es un universo con seres humanos. La existencia de personas pone de manifiesto el tipo de universo en el que vivimos, pero como estamos bajo la influencia de estos dos grandes mitos (el modelo creacionista y el modelo mecanicista del universo) experimentamos esa sensación de no pertenecer a este mundo. En el lenguaje común utilizamos la expresión «vine al mundo», pero no fue así: nosotros surgimos del mundo.

Meditación sobre la Belleza

La cosmología china se basa en la idea del Hálito, a la vez materia y es­píritu. Partiendo de la idea de Hálito, los primeros pensadores propusieron una concepción unitaria y orgánica del universo vivo en que todo está ligado y todo se sostiene. El Hálito primordial que garantiza la unidad original sigue animando todos los seres, ligándolos en una gigantesca red de entrecruzamientos y de engendramiento llamada Tao, la Vía.

Lo que es, es Dios

Lo que es, es Dios. Es como cuando alguien hace la pregunta, «¿Es el mundo real?» El mundo, por sí mismo, es una ilusión, pero Dios, como el mundo, es real. A medida que avanzamos nos encontramos con que nunca hubo un Dios, así que nunca hubo un mundo. Pero digamos que, porque Dios es, el universo es. Todo, desde el microbio más humilde a la más exuberante galaxia, es Dios en expresión. Todo es Dios. Cada hoja, cada pieza de arcilla, cada estrella, cada planeta no tiene por sí mismo ninguna base para su existencia. Porque Dios es, todo lo demás es.