Arrepentirse

“Si las cosas hubieran sido de otro modo…”.
Arrepentirse es natural, pero inútil. Es el desperdicio de una preciosa energía.
La vida sólo puede ser vivida hacia adelante, no hacia atrás. Hacia atrás es la muerte.
Aprende del pasado, ¡sí!… Pero comprueba lo inútil de tratar de cambiarlo ahora a través del pensamiento. Te agotarás a ti mismo.

Locura de la mente

No me considero un gurú espiritual o un adalid de la autoayuda, un ser especial, despierto o iluminado, ni esencialmente distinto de ti en modo alguno. Me considero más un amigo que te indica con delicadeza cómo retornar a quien realmente eres, que te recuerda lo que, en lo más hondo, ya sabes. Por supuesto, no deseo que te limites a creer todo lo que te digo. Quiero que indagues tú mismo, que pongas a prueba todo lo que digo y lo cotejes con tu propia experiencia. Yo no soy una autoridad en materia de la vida (¿quién puede ser una autoridad en que los pájaros canten, en que lata el corazón, en que caiga la lluvia o en que este momento sea cómo es?), pero quizá mis palabras te devuelvan a una percepción consciente de lo que es realmente verdad en tu experiencia ahora mismo. Tal vez te devuelvan a una profunda aceptación total, a una sencillez y a un reposo que son la esencia de todo, que te llevarán más allá de la necesidad de ninguna autoridad externa y te dejarán libre, como un árbol en mitad de la tormenta, mirando a la vida de frente, entregado de lleno a las realidades y los desafíos de la existencia relativa, pero también sólidamente asentado en la inquebrantable certeza de quien de verdad eres, firmemente enraizado en un saber que nunca morirá.

Fluir de la vida

La mejor manera de cambiar las cosas es cesar de resistir a ellas; en ese estado de abandono la acción justa resulta posible.
La responsabilidad nos permite igualmente el desarrollo de la sabiduría al aceptar lo que no podemos cambiar. Aceptar la salida del mundo físico de uno de los nuestros será por ejemplo infinitamente más fácil a partir del contexto de responsabilidad.
El concepto de responsabilidad nos devuelve el poder y la energía, facilitando una real aceptación de la vida y un dejarse llevar. Esta aceptación sana y dinámica, este estado de dejarse llevar, eleva nuestra frecuencia vibratoria y atrae a nosotros imprevistos beneficios suplementarios. Cuando amamos la vida, siempre somos recompensados por ella.

Nuestro ser profundo

A partir del momento en que estamos en contacto con el hecho deque lo que se nos presenta en la vida es exactamente lo que necesitamos para formarnos interiormente y acercarnos a la realidad de nuestro ser profundo, que es el resultado de nuestro estado vibratorio, sabemos, en algún lugar recóndito de nuestra conciencia, que nada fundamentalmente des­tructivo puede sobrevenir en nuestra vida. Por supuesto que podrán presentarse todavía circunstancias desagradables o incluso dolorosas, o personas poco deseables y peligrosas. Por supuesto que la vida no será siempre fácil, lejos de eso, sobre todo si hemos decidido acelerar nuestro proceso de evolución. Pero sabemos, en lo más profundo de nosotros, que todo lo que se nos presenta es adecuado y que nada en definitiva puede destruirnos, puesto que al fin y al cabo lo importante es precisamente reconstruirnos en todo nuestro esplendor y nuestra divinidad.

Mi vida no me gustaba, así que la cambie

«Me gustaba lamentarme y llorar mucho. Tenía buenas razones para sentirme víctima. Soy indio y a los indios los tratan como a perros. Nada podía yo hacer para remediarlo, de modo que sólo me quedaba mi dolor. Pero entonces mi buena suerte me salvó y alguien me enseñó a cazar. Y me di cuenta de que la forma como vivía no valía la pena vivirse… así que la cambié.»

Todo es una sola cosa

Todo es una sola cosa; sólo que a nosotros las cosas nos parecen separadas; en realidad están todas ligadas juntas, como las diferentes partes del cuerpo. Esto se parece a la circulación de la sangre en un organismo, o al fluir de la savia en una rama que crece.
Desde este punto de vista, toda la vida orgánica puede considerarse como un largo trabajo de experimentación con la idea de producir un ser que evolucione por sí. Si el hombre puede alcanzar un estado superior es porque está hecho de ese modo: está creado para ser auto-evolucionante. Los otros seres son sólo experimentos para desarrollar diferentes rasgos, no poseen todas las cualidades que el hombre posee.