Tríadas

Las tríadas se refieren a acontecimientos, de modo que si hablamos de cada acontecimiento por separado, sea grande o pequeño, hemos de entender a cuál tríada pertenece cada uno de ellos. Pero una sucesión de acontecimientos procede según la Ley de los Siete o la Ley de las Octavas. La Ley de los Siete debe entenderse y recordarse desde el punto de vista de los intervalos. Planteándolo sucintamente, la Ley de los Siete significa que ninguna fuerza trabaja jamás continuamente en la misma dirección: trabaja durante cierto tiempo, luego disminuye en intensidad y cambia su dirección o sufre un cambio interior. En cada octava (esto es, un período entre cierta cantidad de vibraciones y el doble o la mitad de esa cantidad) hay dos lugares en los que las vibraciones o, para ser más exacto, las manifestaciones de energía que siguen en el espacio o el tiempo, o en ambos, sufren cierto cambio, disminuyen y luego empiezan de nuevo. Si en esos lugares no entra un choque adicional, la octava cambia de dirección. Esta medida irregularidad en la tasa de vibraciones fue calculada y corporizada en cierta fórmula. Esta fórmula, que expresa una ley cósmica, se aplicó después a la música en la forma de la escala mayor. La Ley de los Siete muestra que ninguna fuerza puede desarrollarse en una sola dirección y muestra los lugares donde ocurren estos cambios o retardos.

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Usted no puede imaginar una fuerza que trabaje indefinidamente. Trabaja de acuerdo con la cantidad de energía que haya. Pero además, las octavas son diferentes; pueden ser descendentes o ascendentes. Una octava ascendente está entre cierta cantidad de vibraciones y el doble de esa cantidad. Una octava descendente está entre cierta cantidad de vibraciones y la mitad de esa cantidad. De modo que al hablar de una sucesión de acontecimientos, tenemos que conocer las octavas descendentes y ascendentes. Sin conocer si es una octava descendente o ascendente, es imposible entender esto, y esto es lo que ocurre en el pensamiento corriente, porque la gente estudia las octavas ascendentes y las toma como descendentes y viceversa.

Usted puede ver cómo cuando las personas empiezan a hacer algo (estudiar, trabajar), luego de algún tiempo, sin ninguna razón visible, sus esfuerzos disminuyen, el trabajo mengua, y si en un momento dado no se efectúa algún esfuerzo especial, la línea cambia su dirección. Hay un cambio pequeño pero real en la fuerza interior. Entonces, luego de algún tiempo, hay otra vez un aflojamiento, y nuevamente, si no hay un esfuerzo especial, cambia la dirección. Puede cambiar por completo e ir en una dirección diametralmente opuesta, que parece aún ser la misma cosa. Hay muchas fases de la actividad humana que responden a esta descripción. Empiezan en un sentido y, luego, imperceptiblemente, continúan en el sentido exactamente contrario. Si se conocen estos intervalos y si en estos intervalos se usa un método de crear cierto esfuerzo u ordenamiento especial, es posible evitar las rupturas en la octava. Todo marcha por octavas; ninguna vibración, ningún movimiento, ninguna actividad puede seguir en cualquier otro sentido. Las escalas varían, de modo que no podemos seguirlas, pero podemos ver sus resultados, los resultados de la Ley de los Siete. Hasta el trabajo físico interior del organismo está bajo esta ley.

Con ciertas clases de esfuerzo podemos producir estos semitonos faltantes, llenar los intervalos y, de este modo, cambiar el trabajo de nuestra máquina. Por ejemplo, veremos después cómo el esfuerzo para recordarse cambia muchas cosas en la química de nuestro organismo.

Si manejamos dos o tres notas, eso sería bueno. No hemos conseguido bastante energía inicial. Empero, debemos empezar y empezar otra vez hasta que formemos una octava. Tenemos que empezar de nuevo cada día: do, re; do, re, mi… Durante largo tiempo no podremos conseguir más que mi.

Si usted llega al mi, entonces se detiene y retrocede. Durante largo tiempo, no pasará el intervalo. Pero luego de algún tiempo de estudio, usted podrá detectar los intervalos. Sabrá que en alguna parte de su línea de trabajo se aproxima un intervalo. Verá cómo una actividad sigue durante algún tiempo en una dirección particular y luego se desvía del curso original.

Teniendo todo esto en la mente, llegamos al estudio del universo a fin de determinar qué es el mundo para el hombre.

P. D. Ouspensky: El cuarto camino, cap. VIII