Tu propio objetivo

Nadie, salvo tú mismo, es capaz de indicarte tu propio objetivo. Sólo existe un modo de encontrarlo: quitarte la importancia, apartarte de los péndulos y volverte hacia tu alma. Quererte a ti mismo antes que a nadie y cuidar de ti mismo en primer lugar. Sólo así es posible encontrar el camino hacia tu propio objetivo.

El error de la mente también consiste en que enseguida intenta valorar la probabilidad de obtención del objetivo y calcular con antelación los modos y medios para su obtención. Según ella todo debe ser razonable. Si se pone en duda la probabilidad de obtención de dicho objetivo, entonces este objetivo es rechazado desde el principio o se posterga por un tiempo indefinido. Con tal actitud, la persona nunca logrará sintonizarse con la línea de la vida de su objetivo. Al contrario: al reflexionar sobre los métodos de obtención, la persona se sintoniza con la línea de fracaso, puesto que en la mente se proyectan guiones de fracaso de toda clase. El objetivo no se logrará por medios habituales, y tampoco sucederá un milagro. Efectivamente, muy rara vez un objetivo de difícil alcance se realiza dentro de los márgenes de la concepción del mundo corriente, y en realidad todo debe ser precisamente así, puesto que los parámetros de la persona que duda no corresponden de ninguna manera a la línea de la vida del objetivo.

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Un milagro puede suceder sólo si rompes el estereotipo acostumbrado y piensas en el objetivo mismo, no de los métodos para obtenerlo. Entonces aquello que antes te parecía irreal te revelará de repente su otro lado. De forma inesperada, como por casualidad, se te abrirá un camino completamente real para obtener tu objetivo. Desde el punto de vista de la mundividencia corriente, eso parecerá una milagrosa coincidencia. En este caso a la mente no le quedará otra que quedarse de una pieza: «¡¿Quién lo habría imaginado?!».

Desde el punto de vista del Transurfing, aquí no hay ningún milagro. Simplemente, te has sintonizado con la frecuencia de la línea de tu objetivo, has obtenido la determinación de tener, y la intención exterior te ha trasladado a esa línea de la vida en particular. Y allí aparecen nuevas posibilidades y se abren puertas que en la línea anterior ni siquiera pudiste sospechar.

Estamos tan acostumbrados a los estereotipos establecidos que los consideramos como una valiosa experiencia acumulada por la humanidad. En realidad, estos estereotipos son formados por los péndulos, la gente sólo se conforma con ellos por fuerza. Toda la sociedad se basa sobre los péndulos que viven y se desarrollan por su cuenta, según sus leyes, como entidades de información energética que someten a los partidarios a su voluntad. Su influencia sobre el humano es tan grande que la mente se nubla, literalmente, y el hombre pierde la capacidad de pensar independiente y conscientemente.

Vadim Zeland: El susurro de las estrellas de madrugada, cap. IV