Voluntad

Con nuestra voluntad (la voluntad de los hombres nº 1, nº 2 y nº 3) sólo podemos controlar un centro, usando toda la concentración que nos es posible. Empero, los centros dependen uno del otro. El control de más de un centro sólo puede obtenerse si usted se pone bajo alguna otra voluntad, porque su propia voluntad es insuficiente, y he aquí por qué son necesarios los ejercicios de la disciplina y la escuela.

Voluntad

No tenemos una voluntad real; sólo tenemos obstinación y tozudez. Si uno entiende eso, deberá tener el valor de renunciar a la propia voluntad. En una escuela se crean posibilidades especiales de renunciar a la propia voluntad, de modo que si usted renuncia a ella, después puede tener su propia voluntad.

La voluntad mecánica se basa generalmente en presunciones erróneas sobre uno y la propia experiencia. La obstinación es arrogancia. Si compara la obstinación con una acción normal, en eso siempre hay alguna oposición: usted quiere hacer algo que no debería hacer. Esto es muy característico en el trabajo. Al estudiar el trabajo, usted sabe que deberá evitar ciertas cosas, pero quiere exactamente esas cosas. Si empieza con esto al pensar sobre la obstinación, encontrará sus propios ejemplos.

Todo lo que tenemos es obstinación y tozudez, o pequeñas voluntades que cambian todo el tiempo. En cuanto a cómo podemos trabajar contra la obstinación: usted puede estudiar el sistema. En el sistema hay ciertas exigencias: cosas que no debe hacer o que debe hacer. ¿Qué puede oponerse a la obstinación? Hay sólo dos cosas opuestas entre sí: el trabajo y la obstinación. La obstinación quiere hablar, por ejemplo, y usted no debe hablar sobre ciertas cosas, porque si lo hace, sólo dirá mentiras: hay una regla de que usted no puede hablar sobre las ideas del sistema a personas de afuera, antes que conozca y entienda aquéllas. Sobreviene una lucha, y el resultado es según cuál de los dos vence. De este modo, desde el principio mismo, usted se encuentra con ideas del trabajo opuestas a la obstinación. Si usted se olvida del trabajo, no está trabajando contra la obstinación. El único modo de luchar contra la obstinación es recordar el trabajo. Puede ser que en un momento el trabajo no entre para nada, pero en otro momento entra, y en ese momento usted podrá entender qué significa renunciar a la obstinación. Pregúntese: ¿Es correcto o no desde el punto de vista del trabajo? Esta es una lucha contra la obstinación.

En un hombre corriente, la voluntad sigue una línea zigzagueante o va en círculo, he aquí por qué es necesario subyugar a la voluntad. Esta subyugación la ejercita de tal modo que después puede seguir una línea definida. Cuando se fortalece bastante, no es necesario limitarla más. De manera que la voluntad no puede dejarse como está ahora, pues ahora corre en todas direcciones. Ha de ejercitársela, y a fin de ejercitar a la voluntad, uno ha de hacer muchas cosas desagradables.

Por lo general, Renunciar a la obstinación, significa renunciar a la infantilidad, a la ineficiencia y a la mentira. Se confunden las ideas sobre lo que significará renunciar. Primero, se piensa que es una acción final: que se renuncia a la voluntad y no se tendrá más voluntad. Esta es una ilusión porque no tenemos tal voluntad a la que renunciar. Nuestra voluntad dura unos tres minutos. La voluntad se mide con el tiempo. Si en una ocasión renunciamos a tres minutos de voluntad, mañana crecerán otros tres minutos.

Renunciar a la voluntad no es una sola acción, es un proceso continuo. Una sola acción no significa nada. El segundo error es no recordar ciertos principios ante los que se renuncia a la voluntad. Hay muchos principios para seguir a los cuales hay que renunciar a la voluntad. Lo tercero es evitar pensar en los extremos; imaginar los casos más difíciles. Empiece con casos simples, corrientes. Renunciar a la voluntad significa solamente recordar acerca del trabajo. De este modo, usted aprende a crear la voluntad; este es el método de desarrollarla.

Renunciar a la propia voluntad no significa no actuar sin entender. Piensa que renunciar a la voluntad significa hacer algo. Esto sucede muy raras veces. En la mayoría de los casos se le dice que no haga algo. En esto hay una gran diferencia. Por ejemplo, usted quiere decirle a alguien lo que piensa de él, pero no debe hacerlo. Es una cuestión de ejercitación. La voluntad puede formarse si un hombre trabaja sobre sí y hace que su voluntad obedezca a los principios del trabajo. Las cosas que no conciernen al trabajo, no pueden conectarse con éste, pero cuanto más entre usted en el trabajo, más cosas entran en contacto con éste. Sin embargo, esto necesita tiempo.

Cuando les llega la oportunidad y se les dice a las personas que hagan algo, o que no hagan nada, con frecuencia van contra eso por lo que les parece la mejor de las razones. Así pierden su oportunidad. Pasa el tiempo y después pueden ver que perdieron su oportunidad, pero ésta no podrá reemplazarse más por nada. Ese es el castigo de la obstinación.

La obstinación no incluye nada que usted quiera. Si tiene hambre y quiere comer, eso no es obstinación. Obstinación significa preferir actuar por usted mismo y, en nuestro caso, no tomar en consideración el trabajo y los principios del trabajo. Si mi obstinación es echar maldiciones, por ejemplo, y renunció a ello porque va contra los principios del trabajo, ¿dónde está el resultado deseado del que habla?

Algunos deseos nuestros pueden estar bien ocultos. Por ejemplo, un hombre puede querer criticar a alguien y a eso lo llama sinceridad. Pero el deseo de criticar puede ser tan fuerte que tendría que hacer un esfuerzo realmente grande para detener eso, y un hombre no puede hacer por sí mismo esfuerzos realmente grandes.

Debo repetirlo: a fin de crear la voluntad, el hombre deberá coordinar todas sus acciones con las ideas del trabajo; deberá preguntarse en cada acción: ¿Cómo se verá desde el punto de vista del trabajo? ¿Es útil o dañina para mí, o para el trabajo? Si no lo sabe, puede preguntar. Si un hombre ha estado largo tiempo en el trabajo, prácticamente no hay una sola acción que no esté conectada con el trabajo; no hay acciones independientes en el sentido de que uno no podrá actuar más alocadamente y sin discriminación. Antes de actuar, uno debe pensar. Este es el único método por el que puede crearse la voluntad, y para este método es necesaria la organización de la escuela.

Como dije antes, la obstinación está siempre conectada con el engreimiento: un hombre siempre piensa que sabe. Luego llega a la escuela y se da cuenta que no sabe nada. He aquí por qué es necesaria la preparación para la escuela. Habitualmente, uno está lleno de engreimiento y de obstinación. Un hombre que llega a una escuela debe estar listo para aceptar la enseñanza y la disciplina de la escuela, o de lo contrario no conseguirá nada. No podrá adquirir voluntad a menos que renuncie a la obstinación, así como no podrá adquirir conocimiento a menos que renuncie al engreimiento.

Uno deberá interrumpir la obstinación, y uno deberá haberla interrumpido suficientemente estando en una escuela. Uno deberá estar suficientemente libre de ella para aceptar las cosas sin lucha. Uno no puede guardar todos los viejos criterios y opiniones y adquirir nuevos. Un hombre deberá estar suficientemente libre para renunciar a lo viejo, por lo menos por un tiempo. Deberá ser capaz de entender la necesidad de la disciplina, pues la voluntad no podrá crearse hasta que uno acepta cierta disciplina.

Sin escuela, uno no podrá hacer nada. Uno puede tratar y tratar y nada sobrevendrá de eso. Cuando uno está ya conectado con alguna clase de escuela, lo principal es empezar con el trabajo sobre renunciar a la obstinación. Cuando la obstinación es suficientemente vencida, entonces es posible hablar sobre diferentes métodos de trabajo.

P. D. Ouspensky: El Cuarto Camino, cap. X