Recordaba hace un momento, cómo es la alegría de la juventud. Cuando se es joven todo deviene cargado de expectativas, de sueños, esperanzas. Esperas en cosas que programas o te gustan. Es vivir con un cosquilleo en el corazón que vivifica y  pone la sonrisa en los labios. Las preocupaciones o tristezas pasan más pronto porque el peso y contenido de la esperanza pesa muchísimo más que la desilusión o la no consecución de un sueño. Un sueño roto es pronto sustituido por uno nuevo a veces más vívido que el anterior.

La vida se ve como un hermoso libro lleno de hojas blancas por rellenar. Todo es posible. Cuando se escucha una canción la música nos llena el corazón de miles de sueños que vemos realizados. Si llega la melancolía, las lágrimas borran pronto su huella. El camino se vuelve a ver con nitidez y los pies  se deslizan suavemente sin notar ningún peso.

Pero pasa el tiempo y las hojas blancas se van emborronando. Es difícil escribir sobre ellas los proyectos porque es la propia vida la que toma la iniciativa. Es ella la que cada día va escribiendo el  guion de manera que los espacios en blanco cada vez son más pequeños. La vida siempre ES pero cuando somos jóvenes creemos que el guion es nuestro. Es verdad que, cada vez más, los desencuentros son más tempranos. Las dificultades en la familia, escuela, amigos, dejan huella profunda en un corazón joven pero, como antes decía, es más fácil saltar la barrera.

En realidad nunca ha existido una página en blanco, el libro está escrito desde el momento que venimos a este mundo lo que ocurre es que no le prestamos atención. Es nuestro libro de vida. Los capítulos se suceden uno a uno con una cadencia inquebrantable. Somos los protagonistas de la trama, apenas nos queda la libertad en la reacción. ¿Cómo vivo esta situación? ¿Qué me ha ofrecido una determinada relación? ¿Y mis padres, hermanos, familia en definitiva, cómo los percibo? ¿Soy capaz de amar y perdonar, o también me cabe el odio, el rencor o la envidia?

Creo que observar las situaciones, observar nuestros pensamientos, nos ayuda a gestionar de la mejor manera las reacciones, porque una reacción genera nuevas situaciones y esta es la manera en que podemos borrar palabras, frases o incluso cambiar párrafos enteros del libro de nuestra vida.

Venimos a este mundo con un bagaje determinado, con unas monedas como crédito, ahora falta ver cómo la influencia de su uso nos acerca hacia nuestro ser profundo o nos aleja por ignorancia de su influjo. El guion del libro, de todos los libros, es adentrarnos en nuestro interior. Como Alicia en el cuento, penetra dentro del agujero de la madriguera, así nosotros tenemos que penetrar también en nuestro interior para reconocer todas las posibilidades que nos ayudan a revertir lo anteriormente creado. Descubrir todos los actores que nos acompañan y sus circunstancias. Dar la vuelta y visionar de verdad una página nueva, blanca, en la que nuestro ser verdadero, libre de las influencias de la ignorancia, pueda escribir con letras de oro un nuevo Presente.

 

Encarna Penalba