El tiempo y la eternidad

El tiempo y la eternidad Dios en Su conocimiento no está esperando, pero a Su Reino le falta algo mientras tú esperes. Todos los Hijos de Dios están esperando tu retorno, tal como tú estás esperando el suyo. En la eter­nidad las demoras no importan, pero en el tiempo son ciertamente trágicas. Has elegido estar

La ilusión del ego

Todas las cosas obran conjuntamente para el bien. En esto no hay excepciones, salvo a juicio del ego. El ego se mantiene extre­madamente alerta con respecto a lo que permite llegar hasta la conciencia, y ésa no es la manera en que una mente equilibrada se mantiene ecuánime. El desequilibrio del ego se acentúa aún más porque mantiene su motivación principal oculta de tu con­ciencia, y hace que el control predomine sobre la cordura. El ego tiene todas las razones del mundo para hacer esto, de acuerdo con el sistema de pensamiento que le dio origen y al que sirve.

Un Curso De Milagros

A un curso de milagros le han llamado «psicoterapia espiritual»; sin embargo, en él mismo se establece…»que su objetivo es tu felicidad y tu paz.» (T- 13.II.7:1, p. 267). En él distinguimos entre el ser perfecto que Dios creó y la fabricación del ser ficticio que hoy llamamos «yo». Esta distinción es la piedra angular necesaria en el abandono de las conductas destructivas y debilitantes que tienen base en el miedo, la falta de perdón y la culpa; y provienen de nuestro sentido de aislamiento, separación, devalorización y vulnerabilidad. En contraposición al enfocar nuestros pensamientos hacia la verdadera identidad se encausa con propósito nuestra vida como la conocemos en este plano, guiada por el Maestro Interno o Espíritu Santo; resultando en un camino de perdón y extensión de amor. Estos dos últimos dan como expresión natural, los milagros. Como un diamante, la labor del des-hacimiento del ego se convierte en el refinado trabajo de pulir las aristas para extraer de él la joya que realmente somos.

Tu mente y la de Dios son una

Cuando te sientas culpable, recuerda que el ego ciertamente ha violado las leyes de Dios, pero tú no. Los «pecados» del ego déjamelos a mí. Ése es el propósito de la Expiación. Pero hasta que no cambies de parecer con respecto a aquellos a quienes tu ego ha herido, la Expiación no podrá liberarte. Si te sigues sintiendo culpable es porque tu ego sigue al mando, ya que sólo el ego puede experimentar culpabilidad. Eso no tiene por qué ser así.
Vigila tu mente contra las tentaciones del ego, y no te dejes engañar por él. No tiene nada que ofrecerte. Cuando hayas abandonado ese des-ánimo voluntario, verás cómo tu mente puede concentrarse, trascender toda fatiga y sanar.

El ego inventado

Es razonable preguntarse cómo pudo la mente haber inventado al ego. De hecho, ésa es la mejor pregunta que puedes hacerte. Sin embargo, no tiene objeto dar una respuesta en función del pasado porque el pasado no importa, y la historia no existiría si los mismos errores no siguiesen repitiéndose en el presente. El pensamiento abstracto es pertinente al conocimiento porque el conocimiento es algo completamente impersonal, y para enten­derlo no se necesita ningún ejemplo. La percepción, por otra parte, es siempre específica y, por lo tanto, concreta.

El descenso al infierno

Repentinamente, surgió de la nada un aparente pensamiento en la mente de uno de los Hijos de Dios: ¿”Puede haber un opuesto a aquello que es”? Un componente-Hijo, una parte del Todo, quería tener la experiencia de ser el Todo, la Fuente de todo Ser, y quería negar y reemplazar a nuestra Fuente. Inherente a este pensamiento era el limitar lo ilimitado, darle forma a lo informe, concretizar la abstracción y fabricar lo específico; en resumen, un rechazo a nuestro Creador-Fuente y a la creación establecida por Él; un pensamiento inconcebible en la Realidad, más concebido de algún modo.