Objetivo difícil de alcanzar

Si te parece que es tu objetivo difícil de calcanzar, las dudas y reflexiones penosas sobre un posible fracaso te estropearán toda la fiesta. ¿Cómo, pues, empezar a creer en lo increíble para que esto sea posible? He aquí un ejemplo de pregunta estúpida. ¡De ningún modo! De nuevo vuelvo a lo dicho arriba. De ningún modo podrás convencerte, ni persuadirte, ni obligarte a creer. Deja estos ajetreos vanos y pon, mejor, manos a la obra, o sea, ocúpate del proceso de mover los pies hacia el objetivo.

Objetivo difícil de alcanzar

El hecho de que parezca tu objetivo difícil de alcanzar no tiene por qué preocuparte. Te resulta difícil imaginar cómo eso será posible. Pero es una preocupación inútil. Tu tarea consiste en realizar bien el pedido y dejar lo demás al camarero. Muchas personas que lograron un éxito vertiginoso decían después que nunca habían creído poder conseguir tales resultados.

Lo que impide al alma y a la mente comprenderse mutuamente es el hecho de que el alma aspira a conseguir el objetivo, mientras que la mente se preocupa por los medios.

La mente está obligada a pensar en los medios, puesto que está acostumbrada a actuar entre los límites de la intención interior. Y dentro de estos límites existe infaliblemente un guión con final triste. La intención exterior, en este caso, no sólo no ayudará, sino que, al contrario, actuará en perjuicio tuyo. Por eso te recomiendo con insistencia que dejes tus cavilaciones sobre cualquier guión de desarrollo de los acontecimientos. En el camino hacia el objetivo ha de prevaler la determinación de tener; es lo más importante que debe interesarte. El resto de la intención —la determinación de actuar— tiene que estar completamente purificada del deseo y la importancia.

La determinación de mover los pies es la impasible intención de cumplir lo mínimo de lo que se requiere de ti. Actuar impasiblemente no significa actuar con apatía y de modo indeciso. Creo que comprendes lo que quiero decir. La decisión excesiva también es consecuencia de la importancia. Cuanto mejor logres purificar la intención interior de deseo e importancia, con más eficacia actuarás.

Sólo necesitas trazar los rasgos generales del guión de la obtención del objetivo: definir las etapas básicas en el camino hacia el objetivo, es decir, los eslabones de la cadena de trasferencia. Después es imprescindible que dejes de pensar en el guión general. En la mente debe quedar únicamente la diapositiva del objetivo. Ella contiene sólo la imagen final del objetivo conseguido y no incluye en sí ningún guión. Proyecta siempre esa diapositiva en la mente, vive en ella. La zona de confort empezará a ampliarse y los parámetros de tu emisión se sintonizarán con la línea del objetivo.

Lo esencial es que por nada del mundo juegues el objetivo a una sola carta. Por ejemplo, no puedes dejarlo todo sin más y entusiasmarte con lo que te apasiona. ¿Y si de pronto vés que te has equivocado y has tomado un objetivo o puerta ajenos por los tuyos? Además, al ponerlo todo a una carta, alteras el equilibrio. Siempre has de tener un contrapeso, una variante de emergencia, una vía de escape. Entonces tu alma estará tranquila y las fuerzas equilibrantes no te tocarán. Por ejemplo, no dejes el trabajo hasta que no estés seguro 100 por 100 de haber encontrado otro. No te vayas de tu antiguo empleo dando un portazo, no quemes las naves, sé precavido y prudente. Aun si estás absolutamente seguro de que el objetivo y la puerta son tuyos, no hagas ningún movimiento brusco que, en caso de fracasar, pueda dejarte sin pan ni el techo. Nadie está asegurado contra los fracasos.

En cualquier caso estás armado con una técnica muy poderosa: el Transurfing; por tanto tendrás muchos menos motivos para preocupaciones y recelos. Al menos ahora conoces las reglas del juego, y eso, por sí solo, ya es mucho. En el mundo de los péndulos el hombre entra en juego con ellos sin conocer las reglas; por ende, pierde enseguida. Los métodos que has conocido te ofrecen una ventaja enorme.

Si no impides la intención exterior con tu actitud basada en el nivel excedido de importancia, ella te llevará infaliblemente hasta el objetivo. Muévete según la corriente de las variantes y no intentes luchar contra ella. Lo que puede provocarte a luchar contra la corriente es la costumbre de la mente de tenerlo todo bajo control. Pero has de reconocer que a nadie se le da el poder de prever todo el desarrollo de los acontecimientos. Si practicas la visualización de la diapositiva del objetivo, estás conducido por la intención exterior. Y ésta actúa fuera de los límites de los guiones habituales y los estereotipos; por tanto, inserta cambios inesperados en la marcha de los acontecimientos.

Vadim Zeland: El susurro de las estrellas de madrugada, cap. VI