Péndulos (Extracto)

La energía mental de cada persona en particular se une en un único flujo común. El péndulo energético. ¿Por qué el péndulo? Porque oscila más fuerte cuanta más gente —partidarios— lo alimenten con su energía.
… cualquier ser vivo, capaz de emitir energía en una dirección, antes o después, crea péndulos energéticos.

Cualquier péndulo es destructivo por su naturaleza, puesto que les quita la energía a sus partidarios y establece sobre ellos su poder. La destructividad del péndulo se manifiesta en su indiferencia hacia el destino de cada uno de sus partidarios. Su único objetivo es ir obteniendo energía de ellos; para el péndulo no tiene importancia que al partidario mismo eso le resulte útil o no.
El hombre que se encuentra bajo el dominio del sistema está obligado a edificar su vida según las leyes del sistema; de lo contrario, el sistema le masticará y le escupirá fuera. Una vez que se ha caído bajo la influencia del péndulo destructivo, es muy fácil arruinarse la vida. Y, como regla general, escaparse sin pérdidas es difícil.

2 (131)
Si uno ha tenido suerte, encuentra su sitio dentro del sistema y se siente ahí como pez en el agua. En su papel de partidario, el hombre le da al péndulo su energía, y el péndulo, a su vez, le asegura la subsistencia. En cuanto el partidario empieza a infringir las leyes de la estructura, la frecuencia de su emisión deja de coincidir con la frecuencia de resonancia de oscilaciones del péndulo. Al no poder recibir la energía de este partidario, el péndulo expulsa o aniquila al partidario rebelde.

Si al hombre se le llevó lejos de líneas que le favorecen, su vida dentro de la estructura del péndulo ajeno se convierte en un presidio o una existencia lamentable. Para este partidario, éste se convierte en un péndulo completamente destructivo. El hombre que ha caído bajo su influencia pierde la libertad; está obligado a vivir según las leyes impuestas y se convierte en una pequeña pieza dentro del engranaje, le guste o no.

Sin embargo, el hombre puede estar bajo el dominio de un péndulo y lograr grandes éxitos. Napoleón, Hitler, Stalin y otras figuras semejantes, todos son favoritos de los péndulos destructivos. Aun así, los péndulos de este tipo nunca se preocupan por el bienestar de sus partidarios, únicamente los están utilizando para sus fines.

Cuando le preguntaron a Napoleón si fue verdaderamente feliz en algún momento, sólo pudo recordar unos pocos días de toda su vida.
A menudo una persona, al dejarse llevar por los truquitos publicitarios del péndulo, se aleja mucho de su suerte ¡a la que tenía tan cerca! Entra en el ejército y muere. Se matricula en un centro de enseñanza y en vano adquiere una profesión que no le gusta.
Encuentra un empleo que parece prestigioso, pero le es ajeno, y se hunde en un cenagal de problemas. Une su vida con una persona desconocida y luego sufre.

Lo importante es que sepas reconocer el péndulo y no aceptes su juego sin aprovecharlo.
… existen organizaciones benéficas, asociaciones protectoras de la naturaleza, de los animales y muchas otras. ¿Qué tienen éstas de destructivo? Para ti en particular, lo quieras o no, que los péndulos destructivos se alimentan de tu energía.

Y no les importa tu felicidad ni tu bienestar. Te invitan a ser misericordioso con los demás, pero se mantienen indiferentes respecto a ti. Si esto te conviene y te sientes verdaderamente feliz realizando ese tipo de trabajo, se puede decir que has descubierto tu vocación y encontrado tu péndulo. Pero en eso tendrás que ser muy sincero contigo mismo: ¿no llevas la máscara de bienhechor? ¿De verdad estás dando tu energía y tu dinero para el bien de los demás o sólo juegas a la beneficencia para así parecer mejor?

¿Para qué te estoy contando todo eso? Para explicarte lo que significa elegir el destino y cómo hay que hacerlo.

Por muy justificativas que sean las consignas con que se encubren las guerras y las revoluciones, su esencia siempre es la misma: una lucha de los péndulos por los partidarios. Las formas de batallas puedan ser diferentes, pero el único objetivo siempre es conquistar el mayor número posible de partidarios. Los nuevos miembros son una necesidad vital para el péndulo; sin éstos se detendrá, por lo que la batalla de los péndulos es una lucha por la existencia natural e inevitable.

En cuanto una persona se sintoniza con la frecuencia del péndulo, a nivel de energía surge interacción entre esta persona y el péndulo. Surge una especie de apoderamiento, un lazo con conexión inversa.

Por ejemplo, el péndulo de un partido político lleva adelante su propaganda, engancha al partidario y le suministra algo de energía en forma de sensación de tener la verdad de su parte, satisfacción, dignidad e importancia. Al partidario le parece que él tiene control sobre la situación, que puede elegir. En realidad, le eligieron a él y sobre él establecieron el control. Desde fuera, el partidario parece convencido de estar realizando su propia voluntad. Sin embargo, esta voluntad, artificial e imperceptiblemente, se la impuso el péndulo.

Por tanto, el objetivo principal de un péndulo es enganchar, tocar al hombre en lo vivo no importa de qué manera, con tal de poder ocupar sus pensamientos.

Uno de los métodos preferidos de un péndulo para obtener el acceso a tu energía es sacarte del equilibrio. Al desviarte del equilibrio empiezas a «balancearte» en la frecuencia del péndulo y de este modo le oscilas a él.

El sentimiento de culpabilidad también es uno de los canales más amplios por los que el péndulo extrae la energía de ti. «Si la culpa es tuya, harás lo que yo te diga». Vivir con una sensación de culpa es muy incómodo, por lo que las personas intentan librarse de ella. ¿Pero de qué manera? Sufrir un castigo o pagar la culpa con el propio trabajo. Tanto una cosa como la otra suponen sumisión, obediencia y trabajo de los pensamientos en una dirección determinada.

El hombre puede ser consciente de que los pensamientos negativos no conducen a nada bueno, no obstante, por costumbre comete los mismos viejos errores.

De esta manera, las costumbres frecuentemente crean problemas y obligan a actuar de modo ineficaz; librarse de estos hábitos resulta muy difícil. Todas esas costumbres son una ilusión del confort. El hombre confía más en lo que conoce desde siempre.
¿Será posible para el hombre deshacerse de la influencia del péndulo?

… sucede con frecuencia que alguien se subleva y se alza abiertamente contra el péndulo avasallador. En tal duelo, el hombre siempre sufre la derrota. El péndulo puede ser vencido sólo por otro péndulo. Si desobedece y empieza la lucha, sólo perderá la energía y, en el mejor de los casos, será arrojado fuera de las bandas del sistema; en el peor, será aplastado. El partidario que se atreve a infringir las reglas establecidas por el péndulo se proclama fuera de la ley.

… la culpa no consiste en el acto en sí, sino en que el partidario se insubordinó, lo cual significa que dejó de suministrar energía al péndulo.

¿Por qué a la «cabeza agachada no la corta la espada»? Porque el hombre que aceptó la culpa está totalmente dispuesto a someterse al poder del péndulo.

Los auténticos motivos de un péndulo, normalmente, se enmascaran con los principios morales. Al parecer, el arrepentido del hecho no es tan malvado. Puedes distinguir fácilmente por ti mismo dónde está actuando el principio moral y dónde se afectan los intereses del sistema, si recuerdas siempre qué es lo que representan los péndulos en sí y cuáles son sus verdaderos objetivos.

… cuanto más fuerte sea tu deseo de evitar algo, más posibilidades tienes de obtenerlo. Luchar activamente contra lo que no quieres significa poner todos tus esfuerzos para que ocurra eso en tu vida. Para trasladarse a las líneas indeseables de la vida ni siquiera es necesario emprender ninguna acción… apenas dejes que lo indeseado entre en ti, te compenetres con la aversión y empieces a mimar este sentimiento, lo indeseado se materializará en tu vida sin falta. El único método de evitar lo indeseado en tu vida es librarse de la influencia del péndulo que se apodero de tu energía mental.

… no tienes derecho ni a juzgar ni a cambiar nada en este mundo. Tienes que aceptar todo como si fueran los cuadros de la exposición, te gusten o no. En una exposición pueden exponerse muchos cuadros que te parezcan poco atrayentes. Sin embargo, no se te pasa por la cabeza exigir que se los quite de ahí. Después de haber aceptado el derecho del péndulo a existir, tienes derecho de abandonarlo y no dejarte influenciar. Lo importante es no luchar con el péndulo, no censurarlo, no perder los nervios, pues todo eso significará tu participación en el juego. Al contrario: debes aceptarlo tranquilamente como algo debido, como un mal inevitable y después retirarte. Al expresar el rechazo de cualquier manera, das la energía al péndulo.

Antes de llegar a comprender lo que significa elegir, tienes que aprender a negar. Normalmente, las personas no imaginan con claridad qué es lo que quieren. Pero todos saben con exactitud qué es lo que no quieren. En el intento de librarse de las cosas o sucesos indeseables, la mayoría actúa de manera que todo le resulte justo al revés.

Para negar es necesario aceptar. La palabra «aceptar» aquí no significa estar dispuesto a recibir o conformarse, sino es reconocer el derecho de existir y, por tanto, indiferentemente pasar por alto. Aceptar y soltar, significa: dejar que lo indeseable pase a través de ti y despedirlo diciéndole adiós y hasta nunca.

… ¿Cuál es, entonces, la defensa contra el péndulo? El vacío. Si soy vacío, no tengo con qué se me pueda enganchar. No entro en el juego del péndulo, pero tampoco intento defenderme de él. Simplemente lo ignoro. La energía del péndulo pasa volando sin tan siquiera rozarme y se dispersa en el espacio. El juego del péndulo ni me preocupa ni me molesta. Respecto a él, soy vacío.
Si te molesta alguien, intenta probar en él el modelo de péndulo destructivo; seguramente le sentará bien. Si no puedes detener al «cataplasma», en tal caso, simplemente no contestes a sus provocaciones, ignóralas. Él no te dejará en paz mientras no dejes de darle tu energía. Y la energía se la estás dando tanto de modo directo, entrando en disputa con él, como de modo indirecto, odiándole en silencio. Dejar de dar energía significa no pensar en esa persona en absoluto, quitarle de tu cabeza. Decide simplemente para tus adentros: «¡Qué te den morcilla!», y éste abandonará tu vida.

… la costumbre de reaccionar de modo negativo a las circunstancias enojosas es la palanca de arranque del mecanismo por el cual un péndulo se apodera de tu energía mental. Esta costumbre irá desapareciendo si juegas a un juego peculiar, donde con intención harás los siguientes cambios: miedo-seguridad, melancolía-entusiasmo, indignación-indiferencia, irritación, alegría. Intenta reaccionar, aunque sea ante los pequeños disgustos, de forma «inadecuada». ¿Qué puedes perder?

Para cualquier problema difícil existen soluciones fáciles. La clave de solución de cualquier problema siempre se halla en la superficie; la cuestión es sólo cómo darse cuenta de ello. El péndulo que ha creado este problema te impedirá que la veas.

Cualquier persona, a lo largo de su vida, tropieza continuamente con dificultades de todo tipo, sobre todo si es algo nuevo y desconocido. Y como consecuencia, cada uno tiene la costumbre bien arraigada de recibir los problemas con recelo, a veces incluso con un miedo respetuoso. Al mismo tiempo, el hombre siempre duda de su capacidad de superar dificultades. Y como resultado, la propensión a enfrentar los problemas con recelo se convierte en un hilo de marioneta.

Los péndulos no son el mal absoluto para el hombre, si éste actúa conscientemente. Nadie puede estar totalmente libre de ellos. La cuestión es sólo saber cómo no dejar influenciarse por los péndulos y utilizarlos conscientemente en interés propio. El Transurfing te ofrece los métodos concretos para hacerlo.

… son los péndulos los que, al fin y al cabo, convierten los sueños del hombre en realidad.

Vadim Zeland: El espacio de las variantes, cap. 2