El conocimiento silencioso

 

– Entonces comprendí no sólo la razón por la cual la conciencia acrecentada es la puerta de entrada al intento, sino también supe lo que es el intento. Y sobre todo, comprendí que ese conocimiento está ahí a disposición de todos. Está ahí para ser sentido, para ser usado, pero no para ser explicado. Uno puede entrar en él cambiando niveles de conciencia, por lo cual, la conciencia acrecentada es una puerta de entrada. Pero ni aún  siquiera la puerta de entrada puede ser explicada. Sólo puede utilizársela.

El conocimiento natural del intento está a disposición de cualquiera, pero el dominarlo corresponde sólo a quienes lo sondean.

La característica de la gente normal es que compartimos una daga metafórica: la preocupación con nuestro reflejo. Con esa daga nos cortamos o sangramos. La tarea de las cadenas de nuestro reflejo es darnos la idea de que todos sangramos juntos, de que compartimos algo maravilloso: nuestra humanidad. Pero si examináramos lo que nos pasa, descubriríamos que estamos sangrando a solas, que no compartimos nada, y que todo lo que hacemos es jugar con una obra del hombre: nuestro predecible reflejo.

Los brujos ya no son parte del mundo diario, simplemente porque ya no son presa de su reflejo.

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– Los brujos descubrieron que la tierra es un ser vivo y consciente, cuya conciencia puede afectar la conciencia de los seres humanos.

– El conocimiento silencioso, no es más que el contacto directo con el intento.

Ser un guerrero significaba estar siempre en guardia contra la natural brusquedad de la conducta humana. Dijo que un guerrero es, en esencia, un ser impecable, de recursos muy fluidos y de gustos y conducta muy refinados; un ser cuya tarea en este mundo es afilar sus aristas cortantes, una de las cuales es su conducta, para que así nadie sospeche su inexorabilidad.

– El acecho es un procedimiento simplísimo. Es un modo de conducta especial que se ajusta a ciertos principios; una conducta secreta, furtiva y engañosa, que está diseñada para darle a uno algo así como una sacudida mental. Por ejemplo, acecharse a uno mismo significa darse un sacudón usando nuestra propia conducta en una forma astuta y sin compasión.

– Lo único que se podía hacer era usar la idea de la muerte para provocar un sacudón mental que era el acecho.

Los brujos se esfuerzan sin medida por tener su muerte en cuenta, con el fin de saber, al nivel más profundo, que no tienen ninguna otra certeza sino la de morir. Saber esto da a los brujos el valor de tener paciencia sin dejar de actuar, les da el valor de acceder, el valor de aceptar todo sin llegar a ser estúpidos, les da  valor para ser astutos sin ser presumidos y, sobre todo, les da valor para no tener compasión sin entregarse a la importancia personal.

– Los brujos se acechan a sí mismos para romper el poder de sus obsesiones. Hay muchas formas de acecharse uno mismo. Si no quieres usar la idea de tu muerte, usa los poemas que lees y acéchate con ellos.

…Los poetas, sin saberlo, anhelan el mundo de los brujos. Como no son brujos, ni están en el camino del conocimiento, lo único que les que les queda es el anhelo.

– No me interesa de qué trata el poema. Sólo me interesan los sentimientos que el anhelo del poeta me brinda. Siento su anhelo y lo tomo prestado y tomo prestada la belleza. Y me maravillo ante el hecho de que el poeta, como un verdadero guerrero, la derroche en los que la reciben, en los que la aprecian, reteniendo para sí tan sólo el anhelo. Esa sacudida, ese impacto de belleza es el anhelo.

– La vida es el proceso mediante el cual la muerte nos desafía. La muerte es la fuerza activa. La vida es sólo el medio, el ruedo, y en ese ruedo hay únicamente dos contrincantes a la vez: la muerte y uno mismo.

Carlos Castaneda: El conocimiento silencioso