La consciencia objetiva

El cuarto estado, que se llama consciencia objetiva, es inaccesible para nosotros porque sólo puede alcanzarse a través de la consciencia de sí, es decir, primero convirtiéndose en consciente de uno mismo, de manera que mucho después podemos disponernos a alcanzar el estado objetivo de la consciencia.

Consciencia objetiva

De modo que, al mismo tiempo que la observación de si, tratamos de ser conscientes de nosotros reteniendo la sensación de «Yo estoy aquí», nada más. Y este es el hecho que se le escapó, sin la mínima excepción, a toda la psicología occidental. Aunque muchas personas se aproximaron muchísimo a él, no reconocieron la importancia de este hecho y no comprendieron que el estado del hombre, como éste es, puede ser cambiado: que el hombre puede recordarse, si lo intenta durante largo tiempo.

Esta no es una cuestión de un día o un mes. Es un estudio muy prolongado, y un estudio de cómo suprimir obstáculos, porque no nos recordamos, no somos conscientes de nosotros, debido a muchas funciones equivocadas de nuestra máquina, y todas estas funciones han de corregirse y ajustarse. Cuando la mayoría de estas funciones es ajustada, estos períodos de recuerdo de sí se tornarán cada vez más largos, y si llegan a ser lo suficientemente largos, adquiriremos las dos nuevas funciones. Con la consciencia de sí, que es el tercer estado de consciencia, adquirimos una función que se llama emocional superior, aunque igualmente es intelectual, porque en este nivel no hay diferencia entre intelectual y emocional tal como existe en el nivel corriente. Y cuando llegamos al estado de consciencia objetiva, adquirimos otra función que se llama mental superior.

P. D. Ouspensky: El Cuarto Camino