El centro magnético

El trabajo sobre la personalidad puede ser controlado por la mente. Eso es todo lo que puede esperarse. En su mente, usted formula su objetivo y la personalidad deberá trabajar de acuerdo con este objetivo.

Recordará que en la primera plática hablé del Centro magnético y las diferentes influencias bajo las cuales el hombre vive. Esto nos trae a la cuestión de por qué algunas personas se interesan por estas ideas, mientras otras no, qué crea este deseo de conocer, la energía de buscar; porqué la gente que vive en similares condiciones, es tan diferente, pues una persona se contenta con teorías y clichés de cajón, mientras otra quiere encontrar la verdad por sí misma. ¿Qué es lo que explica esta diferencia en la gente en relación con ideas nuevas, pues algunas personas se encuentran con la posibilidad de adquirir nuevo conocimiento y no les interesa, mientras para otras esto puede cambiar toda la tendencia de sus vidas?

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Esto está conectado con la idea explicada al comienzo: que el hombre es una máquina controlada por las influencias externas, por las cosas que le rodean. Puede ser receptivo para una clase de influencias y no receptivo para otra clase. Estas influencias, en su mayoría, son creadas en la vida misma, por personas como ese hombre. Pero entre ellas, mezcladas con ellas, hay otras influencias que no son creadas en la vida sino que provienen de una fuente diferente, de gente de mente superior. Llegan en forma de religiones, ciencia, sistemas filosóficos, doctrinas esotéricas, arte, toda clase de enseñanzas, etc. No pueden distinguirse exteriormente de las influencias de la primera clase, de modo que depende el hombre si discrimina entre ellas o no. El hombre puede vivir solamente bajo las influencias A, esto es, las influencias de la primera clase, y pasar por alto las influencias B, no interesarse en ellas. Pero si se interesa por estas influencias de la segunda clase y las absorbió en cantidad suficiente, tiene lugar en él cierto proceso. Los resultados de las influencias B, el recuerdo de ellas, se reúnen separadamente en un compartimiento especial y forman lo que se llama un centro magnético. El centro magnético es una combinación de ciertos intereses y asociaciones emocionales que le hacen girar en una dirección definida. Es cierto ciclo de ideas y cierto ciclo de emociones. Este es el origen del interés en esta clase de ideas.

Es cierta combinación de intereses, y no sólo de intereses sino también de ideas que el hombre adquirió, de cierto conocimiento, de cierto entendimiento. Todo esto entra en el centro magnético. Es mecánico como todo lo demás, pero las influencias B son diferentes en su naturaleza, aunque al comienzo lleguen mecánicamente. Esto no es importante. El punto importante es si hay interés en las influencias B o no. He aquí cómo de la mecanicidad proviene la lucha contra la mecanicidad. El centro magnético ayuda al hombre a ver, entender y distinguir ciertas cosas. El hombre no puede apreciar la diferencia entre las ideas, no puede decir cuál es mejor y cuál es peor, cuál se le acomoda, cuál no se le acomoda, sin la ayuda del centro magnético. La acumulación de conocimiento no ayuda a crear un centro magnético; el centro magnético es un buen gusto con cuya ayuda el hombre puede tener una nueva evaluación de las ideas que llegan a su camino. La cuestión es, en esta corriente de la vida, distinguir las dos clases de influencias, sentir la diferencia entre ellas. Si un hombre no la siente, si toma las influencias B del mismo modo que las influencias A, entonces producen el mismo efecto y el centro magnético no se forma.

Luego, hay muchos peligros, porque algunas de estas ideas que constituyen la segunda clase de influencias están tan deformadas que pueden crear un centro magnético equivocado. El centro magnético debe ser muy uniforme y sano para que lleve a alguna parte; de lo contrario, es sólo un estorbo y nada más.

P. D. Ouspensky: El Cuarto Camino, cap. IV