Impresiones agradables

Algunas impresiones pueden ser malas en sí mismas; no sé cómo las impresiones pueden ser buenas en si mismas, porque si uno está dormido, las mejores impresiones no producirán nada. De modo que, aunque las impresiones sean buenas en sí mismas, a fin de beneficiarse con ellas, es necesario estar más despierto. Pero las malas impresiones pueden llegar en el sueño, no hay nada que las detenga.

Impresiones agradables

Muchas impresiones agradables son absolutamente malas. Trate de entender una cosa: las impresiones pueden clasificarse mediante hidrógenos. Cada impresión es cierto hidrógeno. Hemos hablado de las impresiones 48, pero puede haber impresiones muy superiores. Por un lado, las impresiones pueden pertenecer también a los hidrógenos inferiores de la tercera escala, hacia abajo hasta la más baja. Lo más importante en la división de materias en la tabla de hidrógenos es que muestra de dónde proviene cada hidrógeno. Suponga que tiene que pensar en cierto hidrógeno. Buscando su posición en la tabla de hidrógenos, usted puede ver que tiene un lugar definido: puede provenir del intervalo entre el Absoluto y el Sol, o quizá de un poco por encima del Sol, o de debajo de la Tierra, entre la Tierra y la Luna, etc. Esta posibilidad de colocar los hidrógenos es una ventaja enorme. En la actualidad, usted no puede apreciar la significación del hecho de que, en cada materia, podemos conocer no sólo su densidad sino también el nivel del que proviene: su lugar en todo el esquema de las cosas. Nuestra ciencia no enfocó esto aún y no comprende que las materias son diferentes en razón del lugar del que provienen. Debe entender usted que H12 tiene una enorme ventaja, digamos, sobre H1536, de modo que una impresión que proviene de 12 es una clase de impresión, y una impresión que viene de debajo de la Tierra, digamos de la Luna, es de una clase absolutamente diferente. Una es materia liviana, llena de vibraciones rápidas, la otra consiste en vibraciones lentas, dañinas. De modo que si usted halla que una impresión es pesada, desagradable (es difícil encontrar el adjetivo correcto para describirla) usted puede decir, por este hecho mismo, que proviene de alguna parte baja del Rayo de la Creación. Las cosas que le hacen enojar, que le hacen odiar a la gente, o que le dan un gusto de grosería o violencia, todas estas impresiones provienen de los mundos bajos.

Hablamos de despertar y desarrollo, y aquí llega en nuestro auxilio un hecho cósmico. No podemos mejorar nuestro alimento, porque es el único alimento que podemos comer.

No podemos mejorar el aire, porque es la única clase de aire que podemos respirar. Pero podemos mejorar las impresiones. Esta es nuestra única oportunidad. ¿Cómo podemos hacer eso? No mediante viajes, ni yendo al teatro, o algo por el estilo, sino simplemente mediante el despertar, o mediante el intento de despertar.

Como en la alquimia: usted puede fabricar oro sólo si tiene cierta cantidad de oro. Los hidrógenos superiores tienen propiedades magnéticas, atraen a otros hidrógenos superiores. Si tenemos muy poco, eso sólo puede atraer pequeñas cantidades, correspondientes a lo que tenemos. Pero si tenemos más, podemos obtener más. Recuerde la frase del Nuevo Testamento, que dice que les será quitado a los que no tienen y dado a los que tienen. Se refiere a esto.

Se puede usar algunas impresiones y otras no, si se tiene cierto control, pero eso requiere cierto grado de despertar y cierta instrucción. Cuanto más se recuerde, más control tendrá. Si se recuerda suficientemente, puede detener ciertas impresiones, puede aislarse: ellas llegarán, pero no penetrarán. Y hay otras impresiones a las que usted puede abrirse y llegarán sin demora. Todo se basa en el recuerdo de sí.

Ciertas impresiones van al centro intelectual, otras al centro emocional, y otras, al centro motor o instintivo. Algunas le gustan más, otras menos. Todo esto es material para la observación. Cada centro tiene su propio aparato para recibir impresiones, pero éstas a menudo se mezclan. A veces, el centro intelectual o el emocional trata de recibir impresiones destinadas a otro centro, pero cada una de ellas intenta tener impresiones separadas. Por ejemplo, la impresión del olfato no puede ser recibida por el centro intelectual: es recibida por el centro instintivo.

Cuando esté despierto, quizá no de inmediato, pues eso necesita cierto trabajo: una vez, usted es vencido por impresiones malas; es vencido otra vez; luego, la tercera vez, usted consigue aislarse. Pero, antes de eso, es necesario conocer qué clases de impresiones equivocadas le afectan, y luego podrá encontrar métodos especiales para aislarse.

Usted no puede detener las impresiones por completo, pero, como dije, puede alejar las impresiones indeseables y atraer hacia usted otra clase de impresiones, pues debemos entender ya que ciertas impresiones no las debemos admitir. Hay muchas malas impresiones que pueden arruinarnos toda la vida si las admitimos durante un tiempo suficientemente largo, o si tenemos el hábito de buscar ciertas malas impresiones. Por ejemplo, la gente está en la calle mirando un accidente callejero, y luego charla sobre éste hasta el próximo accidente. Estas personas recogen malas impresiones. Las personas que juntan toda clase de escándalo, las personas que ven algo malo en todo, esas también recogen malas impresiones. No ha de pensar tanto en escoger las buenas impresiones como en aislarse de las malas Impresiones. Sólo haciendo esto, usted tendrá cierto control. Si trata de escoger las buenas impresiones, sólo se engañará. De modo que, aunque no pueda traer hacia sí impresiones deseables, puede, incluso desde el comienzo mismo, aprender a controlarlas, aislándose de ciertas clases de malas impresiones.

Nuevamente, debe recordar que, a fin de controlar las impresiones, deberá ya despertar hasta cierto punto. Si está dormido, no podrá controlar nada. A fin de controlar cosas muy simples y evidentes, deberá despertar y practicar, porque si está acostumbrado a impresiones de cierta clase que para usted son malas, eso insumirá algún tiempo. Un «yo» sabrá que es necesario aislarse, pero quizá a otros diez «yoes» estas impresiones les gustarán.

P. D. Ouspensky: El Cuarto Camino, cap. IX