¿SIRVEN DE ALGO LAS TÉCNICAS DE MEDITACIÓN?

Mucha gente, yo mismo incluido, procedemos de diversas tradiciones en las que aprendemos a meditar a través de una técnica. Aprendemos diversas formas de control, como la de concentrarnos en la respiración o en diferentes partes del cuerpo. En la tradición zen generalmente nos concentramos en la zona que se encuentra justo debajo de las fosas nasales. A menudo aprendemos a sentarnos de determinada postura. Estas técnicas y disciplinas se llevan enseñando cientos y miles de años, y yo no les resto valor o mérito. Lo tienen. Lo que digo, sin embargo, es que cuando nos deshagamos de esas técnicas, cuando empecemos a dejar de concentrarnos, nos podremos acercar al estado natural de nuestro ser.

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Estas técnicas suelen oscurecer nuestro estado natural de consciencia. Al principio de mis retiros suelo decir que sé que cada persona sigue un estilo para meditar o para concentrarse. Algunas personas repiten un mantra. Otras observan su respiración. Algunas realizan prácticas de visualización. Lo que le digo al grupo es que hacen bien en implicarse en esas prácticas al inicio de la sesión de meditación. Son medios perfectamente adecuados para traer la mente al momento presente. Te permiten reunir energía y las fuentes físicas de la mente activa en el aquí y el ahora. No obstante, les propongo que, en cualquier periodo de meditación, se den también un espacio para deshacerse de la técnica que estén usando. Si estoy observando mi respiración, también experimentaré lo que sucede cuando deje de observarla. ¿Qué pasa cuando dejo de observar la mente? ¿O de repetir un mantra? Estas prácticas nos pueden ayudar a traer nuestra atención al momento presente; ahí reside su valor principal. Pero cuando la atención ya esté en el presente, tendremos la oportunidad de deshacernos de estas técnicas para empezar a investigar el estado natural de nuestro ser.

He comprobado que, si no prestamos atención, estas antiguas tradiciones y técnicas (yo aprendí muchas, y de hecho tienen un gran valor) se convierten a menudo en un fin en lugar de un medio para alcanzar un fin. Pero, en último término, la espiritualidad no tiene nada que ver con la observación de la respiración. Tiene que ver con el despertar del sueño de la separación y con la comprensión de la verdad de la unidad. En eso consiste, y si nos vinculamos con fuerza a la técnica, podríamos llegar a olvidarlo. Por tanto, podemos comenzar con una pequeña observación de la respiración, con la recitación de una oración, con la repetición de un mantra o con una visualización; pero yo siempre propongo pasar relativamente rápido a preguntarnos qué sucede cuando permitimos que todo sea lo que es. En ese momento iniciamos el paso del control mental a la Meditación Auténtica. Es una transición revolucionaria. He conocido s muchas personas que la han olvidado. Han olvidado que el instante en el que pueden  dejar de controlar (y deberían hacerlo) llega relativamente rápido.

Adyashanti-Meditación Auténtica