Gratitud

El concepto de responsabilidad nos permite disfrutar de una sensación casi permanente de gratitud. Esta sensación hacia nosotros mismos, hacia los otros y hacia el universo, es un sentimiento surgido directamente del Ello. Es un sentimien­to que nos llena el corazón de dulzura y ternura.

Gratitud

Existe una ley que al parecer funciona de tal forma que cuanto más reconocimiento tenemos hacia los demás, más generosa es la vida con nosotros. Porque la gratitud, el reco­nocimiento del corazón, nos pone en un estado vibratorio muy elevado que atrae automáticamente hacia nosotros las cosas en un nivel de calidad muy superior.

La víctima es incapaz de verdadera gratitud, puesto que en el Fondo de ella misma, inconscientemente, no tendrá nunca suficiente, siempre lo ha dado todo, y todo se lo de­ben de antemano. Sólo cuenta lo que los otros le «sustraen». El contexto de responsabilidad, por el contrario, nos permite apreciar plenamente todo lo que recibimos de la vida y de los demás, y pone la alegría en nuestro corazón.

A veces, una interpretación errónea de este contexto podría hacernos creer que no debemos agradecer nada a nadie puesto que atraemos las cosas por nosotros mismos. Esta no es exactamente la verdad. Es cierto que si una persona nos ofrece un regalo o nos hace un bien, somos nosotros quienes hemos atraído esta persona en nuestra vida. Podemos enton­ces darnos las gracias. Sin embargo, se trata con certeza de una persona real, y ésta es precisamente la que nos ha ofreci­do un regalo, que hemos apreciado y que debemos agrade­cerle. Es una hermosa ocasión para abrir nuestro corazón y elevar nuestra frecuencia vibratoria.

Annie Marquier: El poder de elegir, cap. 11