Péndulos

Los grupos de personas cuyos pensamientos se orientan en la misma dirección, crean las estructuras de información energética: los péndulos. Estas estructuras empiezan a desarrollarse independientemente y someten a las personas a sus leyes. Las personas no se dan cuenta de que actúan involuntariamente en intereses de los péndulos. ¿Cómo despertarse de esta viscosa alucinación?

«¿Cómo pueden los péndulos obligar a sus partidarios a entregarles voluntariamente la energía?».

Péndulos

El hombre le da su energía al péndulo cuando emite la energía mental en la frecuencia de resonancia de éste. Para eso no es necesario que dirija con intención sus pensamientos a favor del péndulo. Como tú mismo comprendes, la mayor parte de pensamientos y actos de las personas está en el dominio de inconsciente. Los péndulos utilizan precisamente esta propiedad de la mentalidad humana y consiguen la energía, no sólo de sus partidarios: se las ingenian para obtenerla también de sus adversarios fervientes.

Uno de los métodos preferidos de un péndulo para obtener el acceso a tu energía es sacarte del equilibrio. Al desviarte del equilibrio empiezas a «balancearte» en la frecuencia del péndulo y de este modo le oscilas a él. Supongamos que los precios han subido. Reaccionas negativamente: empiezas a indignarte, a quejarte, a intercambiar información con tus conocidos. Una reacción bastante corriente y adecuada. Pero es justo lo que espera el péndulo. Emites energía negativa hacia el mundo circundante en la frecuencia del péndulo, él recibe la energía y oscila más fuerte: la situación se agrava.

El hilo más fuerte por el que un péndulo puede tirar de ti es el miedo. Es el sentimiento más antiguo y más fuerte. No importa a qué temas, exactamente, pero si tu miedo está relacionado con cualquier aspecto del péndulo, él recibirá tu energía. La inquietud y la angustia son los hilos más débiles, pero todavía son lo bastante resistentes. Estos sentimientos fijan bien fuerte la emisión de energía mental en la frecuencia del péndulo.

El sentimiento de culpabilidad también es uno de los canales más amplios por los que el péndulo extrae la energía de ti. Este sentimiento nos lo imponen desde la infancia. Es un método de manipulación muy cómodo: «Si la culpa es tuya, harás lo que yo te diga». Vivir con una sensación de culpa es muy incómodo, por lo que las personas intentan librarse de ella.

Debemos señalar especialmente los complejos psicológicos de todo tipo. El complejo de inferioridad: soy de aspecto poco atractivo, no tengo capacidades ni talento, me falta sentido del humor o gracia, no sé relacionarme con la gente, no valgo para nada. El complejo de la culpabilidad: soy culpable de algo, todos me están juzgando mal, debo llevar mi cruz. El complejo de guerrero: debo ser muy duro, declaro la guerra contra mí y contra todos los que me rodean, lucharé para conseguir mi sitio bajo el sol, tomaré lo mío con fuerza. El complejo de amante de la verdad: a cualquier precio demostraré mi razón y demostraré a los demás que ellos no tienen razón. Estos y otros complejos son las llaves personales de acceso a la energía de cada persona. El péndulo, tocando al hombre en lo vivo, le saca la energía intensivamente.

Tú mismo puedes continuar la lista de los hilos con los que los péndulos tiran de sus marionetas: justicia, orgullo, vanidad, honra, amor, odio, avaricia, generosidad, curiosidad, interés, hambre…, y los demás sentimientos y necesidades. Los sentimientos y el interés permiten fijar el flujo de los pensamientos en una dirección determinada. Si un tema no despierta el interés ni las emociones, es muy difícil concentrarse en él. Por eso los péndulos se apoderan del flujo de los pensamientos hiriendo los sentimientos y las necesidades del hombre.

Vadim Zeland: El espacio de las variantes, cap. 2