Volviendo a casa

Volviendo a casa

Esto es atemporal, inmortal y eterno.

Esto no tiene paragón, esto jamás se repetirá, esto es, instante tras instante -aunque no haya ahí ningún “instante”-, absolutamente nuevo y único.

Esto está despojado de toda cualidad, hasta de la cualidad de estar despojado de toda cualidad. Pero, a pesar de ello, es totalmente pleno y está preñado de infinitas posibilidades que se vierten una y otra vez al mundo.

Esto es la paz, pero una paz volcánica, una paz que no niega el ruido, sino que lo abraza plenamente, una paz infatigable, una paz extática que sale una y otra y otra vez de sí misma.

Esto es algo de lo que nadie puede hablar, pero día tras día se pronuncian palabras y más palabras.

Esto no es de este mundo, pero es este mundo.

Esto es totalmente extraordinario, pero es tan sencillo y evidente como el sonido de la lluvia chapoteando en el tejado. ¡Splash! ¡Splash!

Esto es un inmenso espacio abierto en el que cabe todo un mundo y que pulsa con un amor tan desbordante e incondicional que jamás podrá ser entendido por una mente atrapada en la búsqueda de algo diferente.

Esto es simple, evidente y ordinario. Es lo que todo el mundo está buscando, pero nadie puede encontrar. Y nadie puede encontrarlo, porque quien busca es exactamente el mismo que parece eclipsarlo, aunque esto jamás puede ser eclipsado, porque ello implica también la idea de alguien que quiere ser algo más.

Esto es Jesús muriendo en la cruz.

Esto es Buda viendo más allá de la confusión.

Esto el mundo consumiéndose en el abrazo de los amantes.

Esto es una madre acunando a su bebé recién nacido.

Esto es mirar a un anciano caminando y verte sólo a ti mismo.

Esto es tu corazón destrozado ante la visión de una anciana que trata de cruzar la calzada cargada con una bolsa de la compra y descubrirte corriendo, sin vacilar, a ayudarla, porque no tienes elección y jamás la has tenido.

Y esto es también comprender, al fin, que toda elección es ilusoria, que jamás has estado ni siquiera un instante separado de esta cosa a la que llamamos “vida”, que jamás has estado separado de los demás, que ningún hombre es una isla y que todos estamos unidos por formas tan profundas que nuestra mente jamás podrá llegar a comprenderlas.

Jeff Foster