Volviendo a casa

ESTO es atemporal, inmortal y eterno. Esto no tiene paragón, esto jamás se repetirá, esto es, instante tras instante -aunque no haya ahí ningún “instante”-, absolutamente nuevo y único. Esto está despojado de toda cualidad, hasta de la cualidad de estar despojado de toda cualidad. Pero, a pesar de ello, es totalmente pleno y está preñado de infinitas posibilidades que se vierten una y otra vez al mundo. Esto es la paz, pero una paz volcánica, una paz que no niega el ruido, sino que lo abraza plenamente, una paz infatigable, una paz extática que sale una y otra y otra vez de sí misma