Forzar estereotipos

El sentimiento de la propia inferioridad obliga a una persona obedecer ciegamente a los péndulos. Es evidente que un riesgo no justificado no es en absoluto una manifestación de valentía, sino la pretensión de ocultar sus falsos complejos. La mente rige la vida de su alma de una forma irresponsable, a favor de estereotipos sospechosos. La pobrecita del alma, aterrorizada y acurrucada en un rincón, mira lo que ingenia la mente desmedida, pero no puede hacer nada. La mente, respecto del alma, se comporta como un fracasado crónico, en el mejor de los casos, el que descarga su inutilidad con sus familiares; en el peor, como una bestia borracha y demente, que maltrata a su niño indefenso.

Objetivos ajenos

Si no te satisface el lugar en el mundo que ocupas en estos momentos, o si te persigue una cadena de desgracias, eso quiere decir que en su momento caíste bajo la influencia de los péndulos y te has ido hacia un objetivo ajeno a través de una puerta ajena. Los objetivos ajenos requieren mucho trabajo y energía. En cambio tu propio objetivo se alcanza como por sí solo, todo va sobre ruedas. Los objetivos y puertas ajenos siempre te condenan a sufrimientos. Encuentra tu propio objetivo y tu puerta; entonces todos problemas desaparecerán.
No necesitas ocuparte del autoanálisis; basta con que te tranquilices por un tiempo, te aísles y escuches, por fin, el susurro de las estrellas de madrugada.

Cuadros -Frame

La ventana al espacio de las variantes, que se abre por un breve instante cuando la mente se sumerge en el sueño, deja el foco de la percepción en el contexto del sector corriente de la realización material. A diferencia de lo que sucede en un sueño normal, la vela mayor de la fragata dentro de la ventana queda izada. Si en este momento preciso introducimos la diapositiva dentro de la ventana, la ráfaga del viento de la intención exterior impulsará la realización material a una distancia importante. La eficacia de la ventana consiste en que, en tal estado, la unidad del alma y la mente se revela en un grado más alto. La mente adormilada suelta su control y admite lo irreal en el patrón de su percepción, lo mismo que sucede en un sueño. La vela alcanza dimensiones importantes y la intención exterior actúa con más fuerza.

Ventana al espacio de las variantes

La intuición se revela como un presentimiento confuso, también llamado voz interior. La mente se distrae y en este preciso momento es fácil percibir los sentimientos y conocimientos del alma. Has oído el susurro de las estrellas de madrugada: la voz sin palabras, la reflexión sin pensamientos, el sonido sin volumen. Comprendes algo, pero muy vagamente. No reflexionas, sino que sientes intuitivamente. Todos hemos experimentado alguna vez eso que llamamos la intuición. Por ejemplo, sientes que alguien está por venir, o que algo tiene que pasar, o sientes el impulso inconsciente de hacer algo, o hay algo que lo sabes simplemente.