Acéptate tal como eres

Es poco probable que puedas ocultar tus imperfecciones. Es mejor concentrarte en tus cualidades. Tú mismo notarás hasta qué punto te sentirás mejor, libre y más a gusto cuando te sueltes y aceptes tus imperfecciones antes de aquel acontecimiento, en el que debes mostrar lo mejor de ti. Puede ser una entrevista, un examen, una intervención, una competición, al finy al cabo, una cita. Quíta­te la importancia interior. Concédete la indulgencia (absolución de los pecados) de tus imperfecciones y te sentirás como si te hubieses librado de un gran peso: eso significa que ha desaparecido el poten­cial excesivo y se ha liberado la energía de la intención.

No le des vueltas

La renuncia y el mundo espiritual ¡Que mundo tan aburrido y desanimado sería éste si para encontrar a Dios uno tuviese que renunciar a la vida! Por suerte, la Realización de nuestra naturaleza verdadera puede coexistir con una sexualidad apasionada; puede coexistir con un amor apasionado y con toda clase de placeres físicos y delicias