El servicio es la vía regia que conduce hasta el Maestro, siempre y cuando se viva de forma correcta. No hay que olvidar que el ego puede apropiarse del servicio para sus propios fines, para guardar las apariencias y atraerse la admiración de personas buenas, por ejemplo, o para granjearse el afecto de los demás, o para desempeñar el papel de salvador, o de gran Maestro, o de mártir. Si no es por interés, el ego detesta el servicio. Al ego sólo le interesa lo que pueda llenar su propio vacío, su minúscula persona. El don de sí y el servicio a los demás no forman parte de sus circuitos. Sin embargo, el auténtico servicio es la vía regia.
La necesidad de ayuda Llega un momento para todos en que nace un imperativo: la capacidad de ayudar, de servir en un mundo conflictivo. Es cierto que el ansia por comprender este mundo y despertar lleva implícito este deseo, esta necesidad que nace desde lo profundo. El tema no está en la ayuda, sino