La vida sin centro

Este mensaje es muy sencillo, muy evidente. El individuo ―el buscador, el sufridor, el fabricante de candelabros― sencillamente aparece como un personaje más en el teatro de la vida y, con él, puede que surja el deseo de evadirse de la vida, lo cual no es más que otra simple apariencia, otro personaje más de la narración.

Formación de la mentalidad

Dar rienda suelta al molino de pensamientos negativos significa entrar en juego con el péndulo destructivo y emitir energía en la frecuencia de éste. Es una costumbre muy desventajosa. Te conviene reemplazarla por la otra costumbre: controlar tus pensamientos de modo consciente. Cada vez que tu mente no esté ocupada con algo en especial, por ejemplo, cuando estés en un trasporte público, de paseo o haciendo un trabajo que no requiera mayor atención, pon en marcha los pensamientos positivos. No pienses en lo que no pudiste conseguir; piensa en lo que quieres alcanzar y lo tendrás.

Reflexión para desterrar tu miedo a la muerte y los finales

Si la vida es infinita, entonces esto no es vida.
Cualquier cosa que experimentes como algo que no sea eterno simplemente no es vida. Es una ilusión creada por nuestro ego, que se esfuerza por mantener una dirección e identidad separadas de su Fuente infinita.
Este cambio hacia verte a ti mismo como un ser espiritual infinito que tiene una experiencia humana, en lugar de lo contrario, es decir, un ser humano que tiene una experiencia espiritual ocasional, está cargado de miedo para la mayoría de las personas.

Descansando suavemente en lo desconocido

Me pregunto, ¿cómo es esta experiencia que llamamos vida? ¿Cómo sé que no soy solo un avatar en un juego de matrix tridimensional, mientras que mi verdadero ‘ser’ se encuentra en un estado latente más allá de los reinos del planeta Tierra? La brecha entre duda e inseguridad, la distancia entre la ‘realidad’ y mi propia alma, es la que debe ser superada por la comprensión.

La vida me excluye

Así son las cosas, en el lugar donde sería de esperar que encontrara una entidad llamada «yo», lo único que de verdad encuentro es esta asombrosa danza de olas, y nada que me separe de ellas. En la ausencia del yo, encuentro la presencia del mundo. El mundo y yo estamos enamorados ―en el verdadero sentido de la palabra «amor»―. Pierdo la identificación con «mi vida» y descubro mi inseparabilidad de la vida en sí. Descubro que no soy una consciencia, un alma o un espíritu desencarnados separados de la vida, flotando sobre, más allá o detrás de la vida, o que hayan existido antes o existan después de la vida. Soy la vida.

Cómo crear abundancia en tu vida

Tener conciencia de la prosperidad es mucho más que simplemente la habilidad de hacer dinero. Es una idea arraigada mediante la cual se ve la vida no como una lucha, sino como una aventura mágica en la que nuestras necesidades son satisfechas con gracia y serenidad.
Incluye la habilidad de ver belleza en todos los lugares a los que va, de hacer de la gratitud su emoción principal y de abrir su corazón a todas las personas a las que conoce. Tener conciencia de la prosperidad es un estado mental, un sentido, no de creer, sino de realmente saber que lo que necesitamos está a nuestra disposición.