Dios juega al juego del escondite

Dios juega al juego del escondite, pretendiendo ser gente separada para que el amor, la aventura y la vuelta a Casa puedan tener lugar.
Esta idea de que todos nosotros estamos divididos en personalidades separadas, es indispensable. Sin ella, el universo se desploma en una deidad unificada y perfecta en el Centro.

Amar no es querer

“Te amo” – dijo el principito…-“Yo también te quiero” – dijo la rosa.-“No es lo mismo” – respondió él…“Querer es tomar posesión de algo, de alguien. Es buscar en los demás eso que llena las expectativas personales de afecto, de compañía…Querer es hacer nuestro lo que no nos pertenece, es adueñarnos o desear algo para completarnos, porque en algún punto nos reconocemos carentes.

Coronavirus: el meollo de la cuestión

He llegado a ver el corazón de todo lo que hacemos y experimentamos, individualmente y como especie, como conciencia. Nuestra conciencia. Mi conciencia. Cambiar cualquier cosa en el mundo, incluyéndome a mí mismo, requiere un cambio de conciencia. El único lugar en el que puedo cambiar de conciencia es en mí mismo.

LA VERDADERA ORACIÓN

La oración es un camino que ofrece el Espíritu Santo para llegar a Dios. No es simplemente una petición o una súplica. No tendrá éxito hasta que te des cuenta de que no pide nada. ¿De qué otra manera, si no, podría cumplir su propósito? Es imposible  rezar por ídolos y esperar llegar a Dios. La verdadera oración debe evitar la trampa de convertirse en una súplica. Pide, más bien, recibir lo que ya ha sido dado;  aceptar lo que ya está ahí.

SOBRE EL DESAPEGO

Yo alabo más al desprendimiento que al amor, y es por esta razón: lo que el amor tiene de mejor, es que me obliga a amar a Dios, mientras que el desapego obliga a Dios a quererme. Es mucho más noble obligar a Dios a venir a mí, que obligarme a ir hacia Dios, porque Dios puede más íntimamente penetrar y unirse a mí que yo pueda unirme a Dios.