Superioridad e inferioridad

Superioridad e inferioridad Los sentimientos de superioridad o de inferioridad son mera relación de dependencia. Tus cualidades se oponen a las cualidades de los demás, por lo que inevitablemente surge el potencial excesivo. A nivel energético no tiene importancia si expresas tu superioridad públicamente o, simplemente, te felicitas en secreto a la hora de compararte

Juzgar a los demás

Juzgar a los demás Juzgar a otras personas es una fuerte alteración del equilibrio, y despreciar a los demás es peor aún. En el plano energético no existen personas buenas o malas. Existen únicamente los que obedecen las leyes de la naturaleza y los que provocan desorden en el «statu quo» establecido. Y estos últimos,

Actitud positiva hacia los demás

Actitud positiva hacia los demás La actitud positiva hacia los demás está tan extendida como la actitud negativa. En este caso se observa un cierto equilibrio: hay odio y hay amor. La actitud buena inmutable no produce la aparición del potencial excesivo. El potencial surge como resultado de un notable desplazamiento de la evaluación en

Idealización del mundo

Idealización del mundo Una idealización del mundo es el lado inverso del descontento. Lo vemos todo color de rosa y muchas cosas parecen mejores de lo que son en realidad. Como ya sabes, si parece que en algún lugar haya algo cuando en realidad no lo hay, en tal caso surge el potencial excesivo. Idealizar

En la cresta de la ola

En la cresta de la ola En vez de aceptar los juegos de péndulos destructivos, busca los péndulos cuyos juegos puedas aprovechar. Lo cual significa adquirir la costumbre de prestar atención a todo lo bueno y positivo. En cuanto veas, leas u oigas algo bueno, agradable, esperanzador fíjalo en tus pensamientos y alégrate. Imagina que

Insatisfacción con uno mismo

Insatisfacción con uno mismo Empecemos por el no estar contento con uno mismo. Eso se revela como insatisfacción por los logros y cualidades personales, así como en un rechazo activo de las propias imperfecciones. Uno puede vivir dándose cuenta de sus defectos, pero sin acomplejarse por ellos. En cambio, si los defectos no le dejan