El amor no es otra cosa que la comprensión sentida de que nuestra experiencia no está hecha de dos entidades -un yo interior separado por una parte y lo que este percibe por otra, es decir, los objetos, los demás y el mundo.
La ley es simple. Cada experiencia se repite o se sufre hasta que la experimentas adecuada y completamente por primera vez.
Un momento presente no es sólo un momento presente. Es precioso y sagrado y está preñado de potencial.
Es una invitación para liberar a tus seres queridos de “ti”, ahora y en las generaciones futuras al dejar de participar en la creación del karma.
Liberándote a ti de esa manera, liberas al universo para siempre.
Cuando nos esforzamos por adquirir conocimientos puramente intelectuales sobre aquello que anhelamos encontrar, lo que hacemos en realidad es cerrarle la puerta a la experiencia real; la única forma de alcanzar la experiencia es llegar a estar totalmente vacío de mente, de pensamiento, un vacío total y absoluto.
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