Plenitud. La verdadera unidad, la Presencia se vive en todo, no hay separación y entonces difícilmente puede haber juicio o crítica pues todo es.
La introducción de la razón en el sistema de pensamiento del ego es el comienzo de su des-hacimiento, pues la razón y el ego se contradicen entre sí. Y no es posible que coexistan en tu conciencia, ya que el objetivo de la razón es hacer que todo esté claro y, por lo tanto, que sea obvio. La razón es algo que tú puedes ver. Esto no es simplemente un juego de palabras, pues aquí da comienzo una visión que tiene sentido. La visión es literalmente sentido. Dado que no es lo que el cuerpo ve, la visión no puede sino ser comprendida, pues es inequívoca, y lo que es obvio no es ambiguo. Por lo tanto, puede ser comprendido. Aquí la razón y el ego se separan, y cada uno sigue su camino.
Ten piedad de ti mismo, tú que por tanto tiempo has estado esclavizado. Regocíjate de que los que Dios ha unido se han juntado y ya no tienen necesidad de seguir contemplando el pecado por separado. No es posible que dos individuos puedan contemplar el pecado juntos, pues nunca podrían verlo en el mismo sitio o al mismo tiempo. El pecado es una percepción estrictamente personal, que se ve en el otro, pero que cada uno cree que está dentro de sí mismo. Y cada uno parece cometer un error diferente, que el otro no puede comprender. Hermano, se trata del mismo error, cometido por lo que es lo mismo, y perdonado por su hacedor de igual manera. La santidad de tu relación os perdona a ti y a tu hermano, y cancela los efectos de lo que ambos creísteis y visteis. Y al desaparecer dichos efectos, desaparece también la necesidad del pecado.
La percepción selecciona y configura el mundo que ves. Literalmente lo selecciona siguiendo las directrices de la mente. La percepción es una elección, no un hecho. Pues tu creencia acerca de quién eres depende enteramente de la voz que elijas escuchar y de los panoramas que elijas ver. La percepción da testimonio únicamente de esto, nunca de la realidad. Puede mostrarte, no obstante, bajo qué condiciones es posible tener conciencia de la realidad, o aquellas en las que nunca sería posible.
Más allá del cuerpo, del sol y de las estrellas, más allá de todo lo que ves, y, sin embargo, en cierta forma familiar para ti, hay un arco de luz dorada que al contemplarlo se extiende hasta volverse un círculo enorme y luminoso. El círculo se llena de luz ante tus ojos. Sus bordes desaparecen, y lo que había dentro deja de estar contenido. La luz se expande y envuelve todo, extendiéndose hasta el infinito y brillando eternamente sin interrupciones ni límites de ninguna clase. Dentro de ella todo está unido en una continuidad perfecta. Es imposible imaginar que pueda haber algo que no esté dentro de ella, pues no hay lugar del que esta luz esté ausente.
Los milagros son como gotas de lluvia regeneradora que caen del Cielo sobre un mundo árido y polvoriento, al cual criaturas hambrientas y sedientas vienen a morir. Ahora tienen agua. Ahora el mundo está lleno de verdor. Y brotan por doquier señales de vida para demostrar que lo que nace jamás puede morir, pues lo que tiene vida es inmortal.