Todo poder es de Dios

El pecado no tiene cabida en el Cielo, donde sus resultados serían algo ajeno a éste y donde ni ellos ni su fuente podrían tener acceso. Y en esto reside tu necesidad de no ver pecado en tu hermano. El Cielo se encuentra en él. Si ves pecado en él, pierdes de vista el Cielo. Contémplalo tal como es, no obstante, y lo que es tuyo irradiará desde él hasta ti. Tu salvador te ofrece sólo amor, pero lo que recibes de él depende de ti. Él tiene el poder de pasar por alto todos tus errores, y en ello reside su propia salvación. Y lo mismo sucede con la tuya. La salvación es una lección en dar, tal como la interpreta el Espíritu Santo. La salvación es el re-despertar de las leyes de Dios en mentes que han promulgado otras leyes a las que han otorgado el poder de poner en vigor lo que Dios no creó.

De las tinieblas a la luz

De las tinieblas a la luz Cuando te sientas abrumado, recuerda que te has hecho daño a ti mismo. Tu Consolador te proveerá descanso, pues tú no pue­des proveértelo a ti mismo. No sabes cómo hacerlo porque si supieras nunca habrías podido sentirte abrumado. Si no te hicie­ras daño a ti mismo no podrías sufrir

Dios o el ego

Dios o el ego O Dios está loco o bien es el ego el que lo está. Si examinas imparcialmente las pruebas que ambas partes presentan, te darás cuenta de que eso tiene que ser verdad. Ni Dios ni el ego propo­nen un sistema de pensamiento parcial. Ambos sistemas son internamente coherentes, aunque diametralmente opuestos

Descanso en Dios

   Descanso en Dios Hoy pedimos descanso, y una quietud que las apariencias del mundo no pueden perturbar. Pedimos paz y tranquilidad en medio de todo el torbellino nacido de sueños conflictivos. Pedimos seguridad y felicidad, aunque lo que parece que vemos es peligro e infortunio. Y disponemos del pensamiento que responderá a nuestra petición

La decisión de olvidar

La decisión de olvidar A menos que primero conozcas algo no puedes disociarte de ello. El conocimiento, entonces, debe preceder a la disociación, de modo que ésta no es otra cosa que la decisión de olvidar. Lo que se ha olvidado parece entonces temible, pero únicamente porque la disociación es un ataque contra la verdad.