Miedo y confusión

Cómo darse cuenta de la total confusión del hombre, no cómo salir de ella. Entonces comienza uno a descubrir las causas de esta confusión –porque uno se ha detenido, no porque está buscando. No sé si ve la diferencia. Antes, yo buscaba las causas de la confusión a fin de esclarecerlas; por lo tanto, mi manera de mirar la confusión, mi examen, era por completo diferente de ahora, cuando, al darme cuenta de que estoy confuso, puedo ver que ninguna actividad es posible. Este mirar es una observación enteramente distinta. Una observación sin motivo.
Ahora me he dado cuenta de que, en tanto mire con un motivo, todo el mirar estará distorsionado. ¿Es posible, pues, mirar sin un motivo? Obviamente, es el motivo el que va a engendrar temor. Por lo tanto, en esto se halla incluida una pregunta mucho más fundamental: ¿Es posible que toda acción psicológica tenga lugar sin un motivo?

Los milagros se asocian con el miedo

Los milagros se asocian con el miedo debido únicamente a la creencia de que la oscuridad tiene la capacidad de ocultar. Crees que lo que no puedes ver con los ojos del cuerpo no existe. Esta creencia te lleva a negar la visión espiritual.
Este es realmente el principio del avestruz, que es el principio de la represión o negación. Si no veo un problema, éste no existe. Si cubro mi culpa, entonces no está ahí. Esa es la idea, repito, de que la oscuridad tiene la capacidad de ocultar. Esto conduce luego a la negación de la «visión espiritual,» el término que se utiliza en las primeras secciones del Curso en vez de «visión». Y, cuando Un curso en milagros habla sobre visión, o vista espiritual, no se refiere a ver con los ojos de uno. Habla de ver con los ojos del Espíritu Santo, lo cual es una actitud. No tiene nada que ver con la vista física.

Miedo a la muerte

Te parece que el mundo te abandonaría por completo sólo con que alzases la mirada. Sin embargo, lo único que ocurriría es que serías tú quien lo abandonaría para siempre. En esto consiste el re-establecimiento de tu voluntad. Mira con los ojos bien abiertos a eso que juraste no mirar, y nunca más creerás que estás a merced de cosas que se encuentran más allá de ti, de fuerzas que no puedes controlar o de pensamientos que te asaltan en contra de tu voluntad. Tu voluntad es mirar ahí. Ningún deseo desqui­ciado, ningún impulso trivial de volverte a olvidar, ninguna punzada de miedo, ni el frío sudor de lo que aparenta ser la muerte pueden oponerse a tu voluntad. Pues lo que te atrae desde detrás del velo es algo que se encuentra en lo más recóndito de tu ser, algo de lo que no estás separado y con lo que eres completamente uno.

UCDM 1, cap. 19

Atracción de la culpabilidad

Nadie puede morir por otro, y la muerte no expía los pecados. Pero puedes vivir para mostrar que la muerte no es real. El cuerpo ciertamente parecerá ser el símbolo del pecado mientras creas que puede proporcionarte lo que deseas. Y mientras creas que puede darte placer, creerás también que puede causarte dolor. Pensar que podrías estar contento y satisfecho con tan poco es herirte a ti mismo; y limitar la felicidad de la que podrías gozar es recurrir al dolor para que llene tus escasas reservas y haga tu vida más plena. Esto es compleción tal como el ego lo entiende. Pues la culpabilidad se infiltra subrepticiamente allí donde se ha desplazado a la felicidad, y la substituye. La comu­nión es otra forma de compleción, que se extiende más allá de la culpabilidad porque se extiende más allá del cuerpo.

Mirar adentro

Si le hablas a un hermano que cree en la separación y por lo tanto, tiene su propia agenda, y tú compartes con él, tus más íntimos pensamientos, en lo profundo dentro de ti, hay un miedo de no ser aceptado. Y en ese miedo, la comunicación ha sido destruida. Pero si miras adentro, si escuchas solo en tu silencio y te dejas ser a ti mismo, te encuentras siendo ese momento; si al mismo tiempo, te abres al discernimiento de un significado, una emoción y un propósito, en­tonces, surgiendo, de tu silencio, escucharás la canción de la verdad. Verás a tus miedos, di­solviéndose en la nada. Así como la oscuridad se disuelve ante la presencia de la luz. Y así habrás transformado el miedo en Amor.

Expiación

Y cuando das a tu hermano libertad perfecta de ser, de ser cualquier cosa que elija experienciar sin juicio, sin condenación, su corazón, su ser, se abrirá hacia ti. Él se sentirá amado en tu presencia. Y te darás cuenta, de que TÚ, entonces, estás en presencia del Amor. Porque entenderás que eso es lo que tú eres.