Rendirse y dejar Ir

No hay nada tan ansioso como la incertidumbre. Nuestras mentes ansían la previsibilidad: queremos saber qué sucederá a continuación para poder planificarlo. Algunos de nosotros (como yo) enfrentamos el estrés y la ansiedad planificando el futuro, descubriendo lo que viene después, haciendo cosas.
Pero una verdad fundamental sobre la vida es que no podemos predecir el futuro. Hacer cosas no cambia eso. No podemos saber qué traerá el mañana. Si bien esa realidad siempre ha sido cierta, a veces se siente más presente.

ALEGRÍA

El valor de la verdadera alegría acompasa al corazón que la siente, se esparce como el sembrador esparce sus semillas en un día de verano. Por eso, la alegría, es un estado de gran valor por cuanto ha de fluir del interior, es una consecuencia natural de la fluidez del Ser que se despliega de forma natural, de la misma manera que el sol irradia su luz.

Reducir nuestra ansiedad

La ansiedad es incómoda. Estuve ajeno a los síntomas durante la mayor parte de mi vida. No fue hasta hace unos años que mis problemas para dormir, la agitación y la preocupación excesiva comenzaron a tener sentido: sufro de ansiedad. La ansiedad es una respuesta normal a eventos desencadenantes o perturbadores: millones de personas la padecen a diario. Una cosa que sé con certeza es que no podemos aliviar la ansiedad con una varita mágica. Es posible que no podamos hacer que desaparezca por completo, pero hay formas que pueden ayudarnos a sentirnos mejor.

Desde mi ventana

Desde mi ventana Hay días en que llega un estado de inquietud producido por pensamientos y sentimientos que no puedes gestionar como te gustaría, la paz se aleja. ¿Cómo resuelvo esto? ¿Qué dirección tomar? ¿Dónde encuentro la respuesta? No lo sé. Nada llega. Dirijo me atención hacia la información que me consta, busco afuera, indago,