A veces me preguntan: “Jeff, ¿tú meditas?”
Y la respuesta es: No, no lo hago.
O, bueno si, medito, dependiendo de cómo definan la meditación.
No tengo una manera formal de practicarla: no tengo un horario, ni una técnica, no enciendo inciensos ni tengo fotos de gurúes en la mesa.
La meditación es en realidad una forma de vaciar la mente de todo lo conocido. Sin esto, usted no puede dar con lo desconocido. Para ver algo nuevo, totalmente nuevo, la mente tiene que vaciarse de todo el pasado. La Verdad, o Dios, o cualquier nombre que uno quiera darle, debe ser algo nuevo, no el resultado de la propaganda, del condicionamiento. El cristiano está condicionado por dos mil años de propaganda; el hindú, el budista, están igualmente condicionados. De modo que para ellos Dios o la Verdad es el resultado de la propaganda. Pero eso no es la Verdad. La Verdad es algo que vive día a día. Por lo tanto, la mente debe vaciarse para poder mirar la Verdad.
La Naturaleza es un gran Maestro La Naturaleza es un gran Maestro, fuente de belleza y de radiación vibratoria muy elevada. Saber sincronizarse a su ritmo es una clave importante para la transformación. El mundo decadente en que vivimos ha separado a millones de personas del contacto con la Naturaleza; la agresividad y la violencia
LA GRAN INCLUSIÓN La indagación la iniciamos descubriendo lo que no somos, pero no termina ahí. Después del sendero de eliminación viene lo que yo llamo la Gran Inclusión. Al alejar nuestra identidad del pensamiento, de las creencias, de la personalidad y del ego, y al comprobar que existe algo más primario, nuestra identidad empieza
¿SIRVEN DE ALGO LAS TÉCNICAS DE MEDITACIÓN? Mucha gente, yo mismo incluido, procedemos de diversas tradiciones en las que aprendemos a meditar a través de una técnica. Aprendemos diversas formas de control, como la de concentrarnos en la respiración o en diferentes partes del cuerpo. En la tradición zen generalmente nos concentramos en la
RENUNCIAR A LA MANIPULACIÓN Y EL CONTROL La iluminación, en último término, no es más que el estado natural del ser. Si dejamos a un lado toda la jerga y la terminología compleja, la iluminación es, simplemente, el regreso al estado natural de nuestro ser. Evidentemente, el estado natural implica que no tiene límites; es