En el corazón de este enfoque, ya sea que se trate del autoconocimiento o del conocimiento del cuerpo, está la forma de observar: el arte de escuchar. Normalmente concebimos la observación como dirigida a algún objeto, una concentración, pero aquí permitimos que el objeto aparezca en la observación. Escuchar aquí no se refiere a nuestros oídos, ni a una función cerebral, sino a nuestra total apertura. No se trata de intentar escuchar ya que escuchar es nuestro estado natural, sino de ver que no escuchamos.
Lo que es, es Dios. Es como cuando alguien hace la pregunta, «¿Es el mundo real?» El mundo, por sí mismo, es una ilusión, pero Dios, como el mundo, es real. A medida que avanzamos nos encontramos con que nunca hubo un Dios, así que nunca hubo un mundo. Pero digamos que, porque Dios es, el universo es. Todo, desde el microbio más humilde a la más exuberante galaxia, es Dios en expresión. Todo es Dios. Cada hoja, cada pieza de arcilla, cada estrella, cada planeta no tiene por sí mismo ninguna base para su existencia. Porque Dios es, todo lo demás es.
Existe una estrecha relación entre una casa llena de posesiones y un corazón lleno de deseos, entre un armario desordenado y un horario abarrotado, entre demasiada actividad adentro y demasiada afuera, entre no tener un lugar donde poner las posesiones y no tener prioridades para nuestras vidas. Éstas son pistas preciosas.
Entonces, ese “piensa en ti” se transforma en la frase mágica que lo engloba todo, pues en mi está la Plenitud de la vida. Nada se halla afuera de esa idea. Yo, tú, los otros, todos somos uno pues estamos bañados por la misma luz que nos de la vida.
Era uno de los últimos días de la estación más fría en los bosques del norte. Una niebla gris plata cubría todo el sotobosque, mientras que en las colinas más altas sus picachos parecían cortados por la bruma. Solo se oía el silencio.
No te defiendas. Cuando tratas de defenderte estás dando demasiada importancia a las palabras de los otros y das más fuerza a sus opiniones. Si aceptas el no defenderte estás mostrando que las opiniones de los demás no te afectan, que «escuchas».