8 citas budistas

Hay muchas cosas peligrosas en este mundo.
Sin embargo, para mí, lo más peligroso es mi mente. No la veo, no la huelo, no la puedo tocar, pero puedo escucharla, y me hace hacer y decir estupideces.
Siempre digo que estoy en una búsqueda constante para salvarme de mí. Soy mi propio enemigo, y si no me salvo yo misma, nadie más lo hará.
No hace falta decir que no puedo hacer esto sola; nadie puede.
Si fuera posible, o fácil, salvarnos de las malas acciones de nuestra mente, no habría tantos libros, cursos y entrenadores de autoayuda por ahí.
Una de las tantas cosas que me ha salvado a lo largo de los años son las citas budistas. Las he tenido anotadas durante años y, de vez en cuando, abro mi teléfono o mi cuaderno para leerlas.
Nunca dejan de poner mi ego a raya. 
Para dejarme respirar. 

Observar es mejor que pensar

“Una persona que piensa todo el tiempo, no tiene más en qué pensar que en los pensamientos mismos, de esta manera pierde el contacto con la realidad y está destinado a vivir en un mundo de ilusiones”, afirma Alan Watts —filósofo del espíritu y uno de los principales responsables de acercar el budismo zen al pensamiento occidental— en una iluminadora conferencia.

Lo que el buda nunca dijo

Muchas citas populares atribuidas erróneamente al Buda tienen un sabor de autoayuda, pero su mensaje a menudo se aparta del significado que se le da. Aquí hay algunos ejemplos comunes.
“Todo el secreto de la existencia es no tener miedo.”
Esta cita, que en realidad es de una charla de 1895 del monje hindú Swami Vivekananda, ejemplifica el omnipresente tropo de autoayuda de que hay algún «secreto» o «clave» para la vida. De hecho, Buda dijo que el maestro «revela lo que está oculto» y «hace claro lo que está oscuro», pero no parece haber sugerido que haya un «secreto de la existencia».

Exponer, abrazar, responder y dejar ir

La palabra pali sati, que en los tiempos modernos se traduce como «atención plena», en realidad significa «recordar» o «tener en cuenta». ¿Qué recuerdas? ¿Qué tienes en mente? Recuerdas la verdadera naturaleza de los fenómenos, que se puede resumir como impermanencia, sufrimiento y no-yo. Estos no son conceptos sino métodos de práctica en la vida diaria.
La impermanencia significa que, en las experiencias de momento a momento, no hay nada que se pueda captar como un yo fijo o una existencia cosificada. Por ejemplo, tan pronto como sentimos “este es mi cuerpo, mi sentimiento, mi pensamiento o cualquier situación en la que me encuentre”, ya hemos congelado el flujo natural de las condiciones en una “historia”. El sufrimiento se mantiene a través de historias que nos contamos sobre cómo nosotros o el mundo estamos fundamentalmente fijos. Ser el flujo cambiante de condiciones sin fijación es la verdad del no-yo.

Reducir nuestra ansiedad

La ansiedad es incómoda. Estuve ajeno a los síntomas durante la mayor parte de mi vida. No fue hasta hace unos años que mis problemas para dormir, la agitación y la preocupación excesiva comenzaron a tener sentido: sufro de ansiedad. La ansiedad es una respuesta normal a eventos desencadenantes o perturbadores: millones de personas la padecen a diario. Una cosa que sé con certeza es que no podemos aliviar la ansiedad con una varita mágica. Es posible que no podamos hacer que desaparezca por completo, pero hay formas que pueden ayudarnos a sentirnos mejor.

La naturaleza de la conciencia

Cuando nos esforzamos por adquirir conocimientos puramente intelectuales sobre aquello que anhelamos encontrar, lo que hacemos en realidad es cerrarle la puerta a la experiencia real; la única forma de alcanzar la experiencia es llegar a estar totalmente vacío de mente, de pensamiento, un vacío total y absoluto.