La belleza es peligrosa

El relato de mi mismo

La libertad consiste en permanecer solo, sin apegos ni temores, libre en la comprensión del deseo que engendra ilusiones. Existe una fuerza inmensa en el permanecer solo. Es el cerebro condicionado, programado, el que nunca está solo, porque está repleto de conocimientos. Lo que está programado, religiosa o tecnológicamente, es siempre limitado. Esta limitación es el factor principal de conflicto. La belleza es peligrosa para un hombre de deseos.

El lago

El lago era muy profundo, con peñascos que se elevaban a ambos lados. Uno podía divisar la otra orilla, boscosa, con nuevas hojas primaverales; y aquella margen del lago era más escarpada, con más árboles y un follaje tal vez más espeso. Esa mañana el agua se hallaba en calma y su color era verde azulado. Es un bello lago. Había cisnes, patos y, ocasionalmente, un barco con pasajeros.

Meditación sobre la Belleza

La cosmología china se basa en la idea del Hálito, a la vez materia y es­píritu. Partiendo de la idea de Hálito, los primeros pensadores propusieron una concepción unitaria y orgánica del universo vivo en que todo está ligado y todo se sostiene. El Hálito primordial que garantiza la unidad original sigue animando todos los seres, ligándolos en una gigantesca red de entrecruzamientos y de engendramiento llamada Tao, la Vía.

El arte de la contemplación

Contemplar mientras se investiga es dejar que la mente se movilice con las verdades que van apareciendo, dejando un espacio abierto para que la verdad penetre y para que surja entonces espontánea desde dentro (no desde el pensamiento) la respuesta a la verdad. Esta verdad que aparece espontánea se percibe con evidencia. ¿Y qué es una evidencia? Es una serena paz, el equilibrio de ser lo que somos. La verdad no se piensa, se es.
El arte de contemplar es el arte de ser. El avanzar en la contemplación es avanzar en el ser que somos verdaderamente y que se evidencia cuando contemplamos. Esto no se puede comprender desde la idea errónea que tenemos los humanos de que una cosa es conocer y otra es ser. Cuando pensamos, siempre lo hacemos desde la dualidad primigenia de la mente que escinde lo Real en dos: el que mira y lo mirado, el contemplador y lo contemplado. Así no podemos comprender; y por eso mismo creemos que el contemplar nos aleja del ser, cuando es realmente lo contrario.

La belleza de la vida

La belleza de la vida «Ante todo, permanezca muy quieto. No se fuerce para eso, sino siéntese o recuéstese quietamente sin esfuerzo de ninguna clase. ¿Comprende? Luego vigile su pensar, observe con atención aquello en que está pensando. Entonces descubre que está pensando en sus zapatos, en sus saris, en lo que irá a decir,

El encanto de la belleza

  El encanto de la belleza Para estar siempre acompañados por el encanto de la belleza, podemos prestar una atención especial a nuestro entorno físico y decidir rodearnos de belleza. De belleza, no de lujo, que no es lo mismo, ni muchísimo menos. Algunos elementos de la Naturaleza, como flores, plantas, piedras, etc. o fotografías