Para mí -y para la Filosofía Advaita lo más relevante de todo este proceso es que los hombres que llegaron al final del camino como Buda o Ramana Maharsi, dirían que todos estos pasos evolutivos son descriptivos y no prescriptivos
Las estructuras mentales, conscientes o subconscientes, de las que una persona dispone en una vida dada, son determinadas por su nivel de evolución y por la tarea que tiene que cumplir durante esta vida. A medida que se avanza en conciencia, nuestras estructuras mentales son cada vez más conscientes y son una expresión cada vez más directa de la voluntad del Ello. Creación de la realidad, percepción de la realidad y experiencia de la realidad; las tres están íntimamente entrelazadas y son el resultado de conciencia ya alcanzado.
Por lo general, las influencias planetarias sólo las sienten las personas en masas; de manera que éstas son responsables de las guerras, revoluciones y cosas por el estilo. Un hombre individual está muy poco bajo las influencias planetarias, porque la parte que puede ser afectada por ellas no está desarrollada. Esta parte no desarrollada es la esencia.
Hasta cierto punto, el hombre está bajo la influencia del Sol, y puede estar bajo influencias muy superiores si desarrolla centros superiores y se conecta con estos. De modo que el desarrollo significa pasar de una clase a otra clase de influencias. En la actualidad, estamos más particularmente bajo la influencia de la Luna. Tenemos que volvernos cada vez más conscientes para llegar a estar bajo las influencias superiores.
El servicio es la vía regia que conduce hasta el Maestro, siempre y cuando se viva de forma correcta. No hay que olvidar que el ego puede apropiarse del servicio para sus propios fines, para guardar las apariencias y atraerse la admiración de personas buenas, por ejemplo, o para granjearse el afecto de los demás, o para desempeñar el papel de salvador, o de gran Maestro, o de mártir. Si no es por interés, el ego detesta el servicio. Al ego sólo le interesa lo que pueda llenar su propio vacío, su minúscula persona. El don de sí y el servicio a los demás no forman parte de sus circuitos. Sin embargo, el auténtico servicio es la vía regia.
Nuestro objetivo es volvemos uno solo, tener un solo «yo» permanente. Pero al comienzo, el trabajo significa dividirse cada vez más. Usted debe comprender cuan lejos está de ser uno, y sólo cuando usted conozca todas estas fracciones de usted mismo, podrá empezar el trabajo sobre uno o algunos «yoes» principales en torno de los cuales puede construirse la unidad. Sería un entendimiento erróneo unificar todas las cosas que usted puede hallar ahora en usted mismo. El nuevo «yo» es algo que ahora usted no conoce; crece de algo en lo que usted puede confiar.
En definitiva, cada vez que cambiamos los pensamientos racionales limitados por otros como respeto, sentido de lo sagrado y gratitud, aportamos una gran sanación al corazón y abrimos la puerta a un flujo de energía positiva que nos lanza directamente al campo del amor, de la abundancia y del gozo.