LIBRE ALBEDRÍO Y LA VOLUNTAD DE DIOS

La esencia de la comprensión definitiva es el hecho ineluctable de que el ser humano individual, como tal, no tiene ―no puede tener― ninguna volición. Carece completamente de libertad de elección y de acción independientes, por la simple razón de que el ser humano no es una entidad autónoma. Es meramente una parte infinitesimal de la totalidad de la manifestación.

Rayo de la Creación

El Rayo de la Creación no es otra teoría, como las demás teorías que usted conoce; es cierto reordenamiento del material que usted ya tiene. Y el pensamiento nº 4 es el pensamiento que, poco a poco, se deshace de todas las contradicciones. En el pensamiento nº 3, cualquiera sea la línea que tome, uno descubre de inmediato alguna otra teoría que refutará esa teoría particular. En el pensamiento nº 4, no de repente sino gradualmente, uno llega a cierto entendimiento del hecho de que es posible pensar sin contradicciones, entender que las contradicciones no son realmente contradicciones.

El hombre sobre la Tierra

Filosóficamente, podemos concebir un estado de cosas en el que todo es uno, como una manzana es una sola. A este estado lo llamamos el Absoluto. De modo que todas las galaxias, nuestro sistema solar, los planetas, la Tierra y la Luna, que está en la esfera de influencia de la Tierra, están todos en el Absoluto.

El mundo real

Tú has diseñado este mundo de espacio y tiempo de tal manera que no puedes, desde den­tro de la percepción, experienciar el conocimiento. Porque si pudieras, en un momento de conocimiento, verías la verdad completamente y se iría. Y eso no fue lo que tú deseaste cuando hiciste este mundo de ilusión. Por eso es que él último paso debe ser tomado por Dios. Pero recuerda no hay separación entre tú y Dios. Así el último paso debe ser tomado por ti.

¿Cómo das el último paso desde la percepción al conocimiento? ¿Cómo vas completa­mente más allá de cualquier percepción, dentro del discernimiento total y perfecto, a la pre­sencia de Dios? Lo haces cuando renuncias total y completamente a cualquier deseo de con­servar el ego. Vas de la percepción al conocimiento al dejar ir completamente cualquier nece­sidad de tener respuestas a la pregunta «Quien soy yo». Vas de la percepción al conocimiento al dejar ir completamente cualquier deseo de existir como un «yo» que parezca estar separado del resto de tu mundo.

Tríadas

Las tríadas se refieren a acontecimientos, de modo que si hablamos de cada acontecimiento por separado, sea grande o pequeño, hemos de entender a cuál tríada pertenece cada uno de ellos. Pero una sucesión de acontecimientos procede según la Ley de los Siete o la Ley de las Octavas. La Ley de los Siete debe entenderse y recordarse desde el punto de vista de los intervalos. Planteándolo sucintamente, la Ley de los Siete significa que ninguna fuerza trabaja jamás continuamente en la misma dirección: trabaja durante cierto tiempo, luego disminuye en intensidad y cambia su dirección o sufre un cambio interior. En cada octava (esto es, un período entre cierta cantidad de vibraciones y el doble o la mitad de esa cantidad) hay dos lugares en los que las vibraciones o, para ser más exacto, las manifestaciones de energía que siguen en el espacio o el tiempo, o en ambos, sufren cierto cambio, disminuyen y luego empiezan de nuevo. Si en esos lugares no entra un choque adicional, la octava cambia de dirección. Esta medida irregularidad en la tasa de vibraciones fue calculada y corporizada en cierta fórmula. Esta fórmula, que expresa una ley cósmica, se aplicó después a la música en la forma de la escala mayor. La Ley de los Siete muestra que ninguna fuerza puede desarrollarse en una sola dirección y muestra los lugares donde ocurren estos cambios o retardos.